Ya sucedí
Como se recordará, antes de salir de vacaciones anuncié en este mismo espacio que me habían entrevistado en la calle para un noticiario nocturno de la televisión nacional. Bueno, pues sí salió al aire. Mi gallarda figura tuvo como 12 segundos de fama en horario triple A en el Notifiero de Brozo. Y lo pongo aquí no tanto por la cuestión del ego y tal, sino porque me han sorprendido dos reacciones a esto.
Primero, en la víspera de la cena de Nochebuena la pareja de una prima de mi esposa llega y me saluda, lo intentan presentar conmigo, pero él se adelanta y dice que ya me conoce, que soy el que apareció en “la tele” con Brozo. Órale. Segundo, ayer, mientras filosofaba sobre el asunto del regreso a labores y tal, llaman por teléfono a mi casa y piden hablar conmigo. “Soy Ramón, del pueblo”, me dice la voz al otro lado del auricular. Yo digo ah, sí, ¿cómo estás?, pero no tenía ni idea de quién era. Ya en la plática lo identifico. Es Ramón. Estoy tentado a preguntarle, oye colega, ¿y quién te dio mi teléfono?, pero no lo hago: imagino que sería como una descortesía. Lo más probable es que algún amigo común se lo pudo haber dado en alguna visita al pueblo. Bueno. El punto es que me llamó porque “se acordó” de mí porque –imaginen—me vio en ese programa. “Es el pinche Manolo”, dice que dijo cuando me miró en la pantalla ese viernes. En efecto, fui yo. Antes de colgar se resuelve el enigma del teléfono: como “se acordó” de mí, me buscó en la página blanca del sitio de Telmex y, oh sorpresa, me encontró. Suena lógico porque la línea está a mi nombre. ¿Qué tal? Es decir, fue bastante cordial haber hablado con mi colega pero, ¿no será como riesgoso el que tu número esté a total disposición de la gente, algunas no con las mejores intenciones, no sé, por ejemplo, como las ex novias y tal?
En fin. Por lo que veo salir en la tele es el mejor escaparate de la actualidad. Nada del radio, ni el internet, ni los periódicos y las revistas. La tele manda. Yo aparecí como 12 segundos y, miren, tuvo cierto impacto. Ya comprendo por qué todos los candidatos y sus partidos gastaban (o gastan) fortunas para estar en la transmisión aunque sea unos cuantos instantes.
Como dice el mismo payaso que conduce ese telediario, “si no ha salido aquí (ergo, en la tele) es que no ha sucedido”.
Tal cual.
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