jueves, julio 31, 2008

Dos capítulos más para La Historia Universal de la Infamia

Se supondría que como universitario debería estar contento por el llamado que ha hecho el Sr. Eriksson a la Selección Nacional de Fútbol del brasilero naturalizado mexicano Leandro Augusto.

Nada más alejado de la realidad.

Al contrario, desde aquí me sumo a las voces que piden su salida del equipo.

¿Es necesaria la llamada del suramericano al representativo mexicano de fútbol? Claro que no. Es decir, no es un jugador que marque diferencia, no ha hecho nada drásticamente relevante en la Liga (lo que se supone que lleva a la decisión de incluir a un no nacido en el país dentro del equipo), no es un jugador de talla mundial, en suma, es totalmente prescindible su incorporación.

De hecho, no sólo pediría su salida de la Selección, sino también de Pumas. Algo que puede causar la ira de otros hinchas Azul y Oro (siempre me ha sorprendido por qué la parroquia universitaria lo alaba tanto dentro y fuera del Olímpico Universitario). En fin. Misterios de nuestro planeta que ocurren bajo el manto protector de una cabellera rubia y una corrida a locas sobre el césped cada fin de semana, lo cual muchos quieren ver como un irrefenable compromiso con la institución. A lo mejor sí. Pero este juego no se gana con puro empeño, buenasvoluntades y echándole ganitas al por mayor, sino con técnica y eficiencia.

Sin embargo, hubo algo peor: el llamado del inefable Landín a la lista de verdes.

Publíquese en La Historia Universal de la Infamia.