martes, septiembre 09, 2008

iPost

Lo de la tecnología está muy bien. Es decir, hemos sido privilegiados como generación por vivir en una época en la que hemos sido testigos de cosas increíbles para nuestros padres como el internet, los móviles, el iPod, el fax, las videoconferencias y una larga lista de etcéteras. Para dar una dimensión más o menos clara de lo anterior sólo pienso en aquellos viejos días en que coleccionaba casetes, grabados muchas veces del radio, los cuales reproducía en un walkman Philips color gris. Ahora traigo toda mi música en un artilugio que no rebasa el tamaño de una cajetilla de cigarros.

Sin embargo, lo que no me gusta de todo este adelanto tecnológico es la rapidez --que a veces raya en la locura-- con la que ocurre. Me refiero a hechos como el que ha sucedido el día de ayer. En una de sus clásicas apariciones públicas, Steve Jobs, magnate de la firma Apple, ha dado a conocer los nuevos modelos de su reproductor de música denominado iPod. Entre los adelantos están que son más delgados, tienen más capacidad y hay mayor variedad de colores.

Eso está muy bien, repito. Sin embargo, ¿qué hay de los modelos que ahora ya están instalados en la categoría de obsoletos? Ahora resulta que mi iPod de 160 GB ya está rebasado por el nuevo Classic que es mucho más delgado y tiene mayor duración de batería. Tal cual.

Con esto sólo nos obligan a seguir gastando y gastando para intentar no quedarnos atrás en esta loca carrera de locura tecnológica.