Sí, que renuncien, pero...

El sábado pasado se realizó la marcha Iluminemos México en varias ciudades del país. La gente vestida de blanco y con veladoras en las manos salió a pedir seguridad a las autoridades. Al final, como muestra de unidad, todos entonaron el Himno Nacional en las plazas que fueron el punto de reunión.

Una de las consignas más repetidas por los asistentes fue la misma que planteó el empresario Alejandro Martí durante la sesión del Consejo Nacional de Seguridad Pública: si no pueden, renuncien.

Esta frase se ha convertido en el grito de guerra y estandarte que la ciudadanía ha adoptado para exigir a las autoridades eficiencia en su labor. Si no pueden, renuncien. Un enunciado que encierra al mismo tiempo reproche y plazos por cumplir.

Eso está muy bien. Sin embargo...

Desde mi punto de vista, también habría que agregar una frase que diga: "y si no ayudan, no reclamen".

¿A qué me refiero? A que también la ciudadanía ha fallado en este combate al crimen organizado y a la corrupción. ¿Cómo? De múltiples maneras, pero una me parece crucial: ayudando al narcotráfico a incrementar sus interminables recursos económicos consumiendo drogas. No concibo que alguien pida, exija y vocifere en contra de la actual administración mientras toma el móvil para solicitar una dosis a su dealer. O lo concibo, pero no lo entiendo.

Ahora bien, si renuncian, ¿quién entrará al quite? Ayer mismo leía una entrevista con una de las promotoras de la marcha que a la pregunta de si ella ocuparía la silla que dejaran vacante las autoridades ineficientes respondió que no. ¿Entonces?

Sí, que renuncien si no dan resultados. Pero eso debe aplicarse a todos los campos de la existencia..., incluida la ciudadanía.