viernes, enero 16, 2009

Frío

Hace frío en la Ciudad de México. Se agradece el frío siempre. Me recuerda al pueblo poblano. Pero, además, ya hacía falta el frío en la capital mexicana. Casi todo un mes de invierno y sólo ese maravilloso y bendito cielo azul sin nubes en el cielo. Muy bien. Pero también necesitamos el frío.

Ahora, nuestro frío tampoco es demasiado severo. Nueve, ocho grados centígrados. Nada impresionante. Pero frío al final del día por nuestra condición de habitantes del trópico occidental.

El frío nos hace más activos, pero también nos invita a la flojera más deliciosa. Por el momento, imagino que las tiendas que rentan videos deben estar de plácemes. No faltarán n número de parejas que se acerquen a sus estanquillos con el objetivo de abastecerse de material suficiente para transitar el fin de semana. Un fin de semana, por cierto, especial (al menos para mí, claro). El próximo 17, es decir mañana, cumpliré 33 años. Vaya cosa.

Si 32 me gustó cómo sonaba frente a los 31, 33 vuelve a ese punto de los números nones que me fastidian. 33. Como el bar que había en Garibaldi. Como la edad límite de Jesús. Como el nombre de aquellos helados llamados Danesa.

¿Qué haré por mis 33? Básicamente, nada. Los que me conocen saben que nada más monto fiestas cuando es número par. Una tradición que comenzó en 1998, cuando llegué a los 22, y que para la siguiente edición --la número siete-- tendrá como marco todo el jolgorio por el centenario y el bicentenario de las respectivas orgías nacionales. Pero, por el momento, nada. Quizás alguna comida, algún brindis y ya. Quiero seguir con la inercia de los 32 y de 2008 en términos de productividad.

Sin embargo, 33 ya es una cifra notable. Bueno, vuelvo a leer esto y pienso que lo mismo dije cuando cumplí 19, 23, 25, 29, 30... No sé. Uno nunca está conforme. La edad me gusta en términos de experiencia, pero no en la disminución de capacidades físicas. Aunque, claro, nos queda el ejemplo maravilloso de la vitalidad de los Rolling Stones, en general, avanzar en la edad significa también retroduceder en el aguante y la resistencia.

En fin.

Algunas ligeras reflexiones por el frío invernal ligero de la Ciudad de México.