jueves, julio 09, 2009

Memorias de un Rolling Stone

No puedo resistir la tentación de mencionar una de las diversas anécdotas que contiene el libro biográfico de Ronnie Wood, Memorias de un Rolling Stone.

Se trata de una que fue crucial en la vida y el futuro de los Rolling Stones ocurrida a mediados de la década de 1980, justo cuando el riesgo de separación fue verdaderamente alto. En esa época, Keith y Mick no se hablaban, se odiaban mutuamente y dedicaban su tiempo a sus proyectos en solitario. Ergo, el grupo estaba en una especie de limbo en el que no había planes de disco, ni de gira, ni siquiera de una fecha probable para tocar juntos de nuevo.

Al final los Stones se reunieron para crear el álbum Steel Wheels y montar la exitosa gira Urban Jungle, de la cual se desprendió el disco en vivo Flashpoint, lo cual los catapultó a una nueva etapa de conciertos masivos y creación artística desde su inamovible posición de la banda de rock n' roll más grande que alguna vez haya pisado este planeta.

Pero, ¿cómo ocurrió ese milagro?

Ronnie lo narra así:


Decidí tomar cartas en el asunto. Una tarde de 1988, mientras estaba al teléfono con Keith, vi mi oportunidad. Él estaba en las islas, y estábamos hablando de él, Mick y la banda, cuando sonó la otra línea telefónica. Era Mick, que me llamaba desde Nueva York para decirme que había estado telefoneando a Keith pero que éste no le cogía las llamadas.

- No hay manera de contactar con él -me dijo.
- Yo acabo de hablar con él -repuse.
- No quiere hablar conmigo -dijo Mick.
- Voy a asegurarme de que te coge el teléfono -le dije-. Ahora te llamo -le colgué a Mick, telefoneé a Keith y le dije-: tenéis que arreglar esto, chicos. Mick quiere de veras hablar contigo.
- Pensé que no quería -me contestó Keith.
- Pues sí quiere, y ahora mismo te va a telefonear.

Le colgué a Keith y volví a llamar a Mick para decirle:

- Keith está listo. Llámale ahora. Y cuando acabéis, vuelve a llamarme.

Media hora más tarde, Mick estaba al teléfono:

- Hemos hablado. No era nada, sólo algunas exageraciones de la prensa.

Luego me llamó Keith:

- Hemos hablado.

Aquello supuso un enorme alivio para mí, no sólo porque implicaba que la banda ya no tendría que sufrir más sin motivo, sino también porque sé lo mucho que esos dos significan el uno para el otro, y también para los demás. Además, estaba más que harto de hacer de intermediario, un trabajo que me llevaba demasiado tiempo.


Gracias Ronnie.