sábado, julio 04, 2009

Día de elecciones

Mañana no iré a votar.

Y no porque me sume a esa campaña del "voto en blanco" o "voto nulo" de último momento. Desde antes de que empezara a tomar fuerza esa idea había decidido no sufragar.

Mis razones son estas: a) como mi credencial de elector sigue registrada en el padrón del pueblo poblano, me da bastante flojera ir hasta allá sólo para emitir mi voto (aunque, aquí debo agregar que, si tuviera una responsabilidad directa, como sucedió en 2006 en que fui el presidente de mi casilla, me quitaría de encima la abulia y me dirigiría para allá...), b) de los candidatos a diputados federales por aquel distrito ya se sabe ampliamente quién va a ganar, c) el próximo ganador no me convence, d) pero están aún peor las otras opciones, y finalmente, e) cada vez cuestiono más tanto al sistema político democrático como a la calidad de nuestros demócratas mexicanos (incluida la clase política y a la sacrosanta y limpia y pura sociedad civil).

México no es un país preparado para la democracia. Y no me refiero sólo a los políticos, villanos favoritos que usamos los ciudadanos de a pie y, sobre todo, los medios de comunicación para justificar nuestras propias carencias y putrefacciones. Creemos que la clase política es así por alguna extraña razón, quizás porque son extraterrestres o porque son malos mexicanos malparidos de origen. Pero no. Los políticos tienen los mismos vicios que podrías tener tú o que puedo tener yo si arribásemos al poder. De hecho, los medios de comunicación mexicanos son igual o peores que los propios políticos. Recuerdo a bote pronto sólo algunos casos: cuando despiden a su personal y no explican las razones, cuando sus integrantes llevan una vida privada de lo más inestable o cuando nadie sabe el origen, uso y destino de los recursos financieros que manejan. Ah, pero eso sí, todos esos puntos no dejan de mirarlos con lupa y de señalarlos con dedo flamígero sobre los integrantes de la clase política. Sé que ambos universos son distintos, pero estoy convencido que ser demócrata implica un comportamiento de tiempo completo en cualquier ámbito en el que te desarrolles.

En fin.

Sería interesante que algún día surja en México un partido político que cuestione a la propia democracia dentro de las reglas de este sistema político.

Aunque no tuviese mucho futuro por toda la andanada de críticas que le vendrían encima por parte de los políticamente correctos, quizás nos ayudaría a ubicar en su justa dimensión que llamarse "demócrata" no es sólo una moda o algo que se deba de ser sólo porque sí...