¡Salve Calamaro!

Pues llegó el día.

Anoche vi por segunda ocasión a Andrés Calamaro en directo. Después de la decepción de no poder asistir al concierto de Puebla, en el cual teníamos lugares hasta adelante, y de tampoco poder estar en el festival que se monta en el Autódromo año con año, ayer nos dirigimos hasta el Auditorio Plaza Condesa para ver el último recital de esta mini-gira mexicana.

Calamaro es un grande. Tiene una personalidad apabullante. Es un frontman de calidad y sus músicos se notan en perfecta sintonía. El repertorio es inmenso (tan sólo hay que recordar los cinco discos del álbum El Salmón y las 109 canciones de la caja Obras Incompletas). El público estuvo caliente, pero quizás faltó un poco más de pasión. Selecta, claro, como lo ameritaba el territorio que estábamos pisando, la parroquia iba desde los chicos Condechi que recién habían salido de la oficina, hasta la banda semi-gruesa de rostros morenos y duros, pasando por ex locutoras de Rock 101 que aparecen en la televisión y no dejan hablar a sus colegas de plató, la típica comuna argentina del barrio y hasta un antiguo colega al que casi siempre me encuentro en algunos eventos relacionados con la cultura política y tal.

El recital comenzó reflexivo y fue subiendo de tono poco a poco. Canciones de La lengua popular, de su etapa Rodríguez y tangos. Al final todos terminamos cantando y haciéndole el aguante a Calamaro, tanto que hasta tuvo que parar al inicio de Sin documentos porque algunos habían comenzado a "cagarse a trompadas". Un poco de mexicana alegría para el anecdotario.

Sólo un punto que no me agradó del todo del recital: el que haya incluido una canción en la que mezcló la música de Maradona (incluida en Honestidad brutal) con una temática ranchera. No, por favor. No queremos que Andrés se joaquinice... Fuera de eso todo excelente.

Para finalizar, aquí unos testimonios gráficos que, aunque no son de una gran calidad, dan fe de nuestro culto por El Salmón.

¡Salve Calamaro!

Al inicio, la banda conformada por Calamaro, tres guitarras, bajo, teclados y batería.

El Salmón en acción.

Nos volveremos a ver...