viernes, julio 03, 2009

Fin de labores

En efecto, hoy viernes 3 de julio del año del Señor 2009 de la Era Cristiana, nosotros, los burócratas de la educación superior pública, comenzamos el asueto correspondiente al periodo intersemestral de verano.

Ya en el ambiente se siente esta especie de semi fiesta por tal acontecimiento. Como dice el lustrador de calzado, ya con el sólo hecho de no venir es ganancia. Tal cual.

Bueno. Pero antes de llegar a este lugar me encontraba desayunando plácidamente mientras leía la versión impresa de mi diario favorito. Por cierto, muchas personas consideran este acto, es decir el de leer el periódico, como una de las más acabadas muestras de holgazanería posibles. Colegas, no es que uno esté leyendo el diario como expresión de flojera y abulia, no, más bien nos estamos informando para la correcta --o menos errática-- toma de decisiones. En fin. Pero volviendo al tema, decía que estaba tomando mi primer alimento del día y encontré una nota que poderosamente llamó mi atención. El encabezado era el siguiente, veamos:

"Dios me libre de ser político": Martí.
(El Universal, julio 3, 2009, p. A5)

Vaya, vaya.

No sé por qué esto me llevó a un viaje relámpago al pasado, en el que veía más o menos con claridad un promocional del Partido Verde en el que su dueño, un tal Sr. González Torres, decía vota por mí porque yo no soy un político.

Y lo que yo me preguntaría es, ¿ah, no?

Si Max Weber escuchara esto resucitaba para volver a morir de la influenza (el alemán falleció durante la epidemia de la "gripe española" de 1918-1919).

¿Cómo no van a ser políticos si intentan dirigir o influir en la dirección del Estado?

Habría que recomendarle a este señor y a otros entusiastas de la sociedad civil que se juran a sí mismos como puros e intachables, como aves que cruzan el pantano y no lo dejan peor que como estaba, como pro-hombres y probo-hombres, que sus actividades son clara y eminentemente políticas desde el momento en que intentan dar un sentido a la acción del Estado y el gobierno, en este caso en su versión mexicana.

Hay que leer al viejo Weber en su obra El político y el científico para tener un poco más clara esta idea.

No dudo que el Sr. Martí haya intentado decir que él no quiere contaminarse con todo aquello que caracteriza a los políticos de esta región del planeta. Pero de ahí a implorar al Señor que no lo vuelva un político hay un gran tramo de diferencia y, sobre todo, de irrealidad.

Sr. Martí, usted es un político porque está haciendo política.

Bueno.

Una vez exorcizado este demonio interno que traía atravesado desde el momento de estar sentado frente a mi desayuno, procedo a continuar con los preparativos para despedir este ciclo laboral. Un poco de Fangoria en iTunes para echar para adelante este viernes que se antoja con lluvia caótica una vez más. Pero está bien. Digo, en los últimos tiempos nos hemos estado quejando de que nos vamos a morir de inanición. Bienvenida la lluvia torrencial que llenará nuestras presas y nuestras alfaguaras.

Seguiremos informando.

Por cierto, ya sólo faltan un poco más de dos meses para arribar al 18 de septiembre...