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Tengo un amigo gay. El primero que es totalmente declarado. Lo digo porque debo haberme cruzado con varios antes, pero ninguno así de abierto. Bueno, él dice que disimula para que los demás "no nos demos cuenta". Ja, ja. Pobrecito. Si supiera. Bueno, que no se tome a mal. Es decir, pongo pobrecito porque piensa que pasa inadvertido para toda la bola de gandallas de por estos rumbos. Lo de siempre: el último en enterarse es el principal involucrado. En fin. Decía que tengo un amigo gay. Está bien. Si, si, si. Es sensible. Aah. Es educado. Aah. Ha viajado. Aah. Tiene cierto buen gusto. Aah. Pero también es aniñado, caprichoso y vanidoso. Dice que "jamás me haría algo malo". No me gusta que piense que es súper buena onda. Es decir, así son los gays: creen que son la mar de simpáticos y buenas personas, pero pueden llegar a ser los más jodidos ojetes con los mismos de su ralea. A mí me cae bien. Pero no me gusta del todo que, de un tiempo a esta parte, cuando ya ha quedado más o menos clara su tendencia sexual, como que ha cogido confianza y quiere contarme todos sus avatares en materia de la diversidad. Chale. Que si ha ido a equis o ye antro, que si tal por cual, que fulanito y menganito. Me aburro. No quiero saber de esas historias. Prefiero seguir viéndolo como un tío aniñado, caprichoso y vanidoso, que piensa que es súper chido, pero que, al final del día, sigue siendo un güey. Dicen los que saben que uno debe tener un amigo gay entre sus filas. Es probable. Te regalan cosas y suelen cocinar bien. A veces tienen el buen consejo y procuran hacer como que están súper interesados en tus cosas. También dicen los viejos de la comarca que detrás de cada homofóbico hay un homosexual en potencial. Eso ya suena a cliché, pero no lo descartaremos. A mí los gays me parecen un gremio bastante sobrevaluado y sobreprotegido. Ay, ay, ay, que somos minoría, suelen gritar despavoridos mientras hacen de las calles un aquelarre cada junio. Debería haber una marcha por el orgullo heterosexual. Los gays están bien, pero que tampoco se crean intocables ni los más listos. Todo en aras de lo políticamente correcto. Espero que los heterosexuales no lleguemos algún día a ser la minoría. En fin.