lunes, octubre 13, 2003

Si yo fuera algún colaborador del ex presidente De la Madrid aún en funciones o miembro del antiguo régimen con ciertos intereses en el presente, mandaría poner orden a las declaraciones o, definitivamente, callar la boquita de este tipo que cada vez que se emborracha o se pone feliz comienza a soltar el rosario de excesos en los que vivió amparado por la amistad de un hijo de MMH.

Y no es por mojigatería o espíritu ultra conservador. No. Simplemente es por salvaguardar las instituciones del Estado, es decir para que Presidencia de la República no pierda –aún más—su investidura frente a la mexicaniza.

Chequen nada más...

Revela Palazuelos sus excesos en sexenio de De la Madrid
Relata el actor sus anécdotas de poder, amparado en la amistad con Gerardo de la Madrid, hijo del que fuera Presidente de México
Redacción Online/edición nocturna
El Universal online
Ciudad de México
Lunes 13 de octubre de 2003
05:34 El actor Roberto Palazuelos confió a sus hermanitos de la casa de Big Brother algunos “excesos” en los que incurrió durante el sexenio de Miguel de la Madrid (1982-1988), amparado en la amistad con Gerardo de la Madrid, hijo del que fuera Presidente de México.
En medio de una plática sobre aventuras de adolescentes, Palazuelos contó que una ocasión se estrelló en un automóvil robado. Confesó que aquella vez se encontraba drogado y con posesión de armas de uso exclusivo del ejército.
Recordó que habló a Los Pinos para pedir ayuda a su amigo Gerardo de la Madrid. Cuando llegó la policía lo arrestaron y lo introdujeron en una patrulla. Sin embargo, dijo, a su rescate llegó cuerpo de seguridad de la Presidencia de la República enviado por la esposa del ex presidente, Paloma Cordero.
Para salvarlo del aprieto, según relató, un funcionario de Los Pinos lo identificó como hijo del presidente, con lo cual no se le alzó ningún cargo y fue liberado inmediatamente.
“Era mucho poder para unos chavitos”, reflexionó Palazuelos sobre su situación en aquella época.
Entre los excesos en que incurrió, contó que disponía de automóviles que confiscaba la Secretaría de Hacienda.
“Iba al corralón y escogía un automóvil y me lo llevaba, ahí nadie se oponía, pues ya sabían que onda conmigo”, contó.
Relató cuando introdujo a unas “amiguitas” a una de las casas presidenciales de descanso cuando viajaba con la familia De la Madrid. En aquella ocasión reveló que se robó una patrulla de la policía federal en la madrugada para irlas a dejar y no se diera cuenta el Presidente.
Señaló que su confianza con De la Madird llegó a tal grado, que en privado rompía el protocolo de dirigirse a él como “Señor presidente” y le decía “Don Mike”.
Al acabar el periodo presidencial de Miguel de la Madrid, señaló que su grupo de amigos, encabezado por Gerardo, no salió durante meses, pues tenían muchos enemigos y ya no estaban amparados por la Presidencia de la República.


Y faltaría por saber la verdadera historia de la madriza que propinaron los guarros del hijo de Zedillo al encargado de la seguridad de U2 en aquel diciembre de 1998, hecho por el cual nos privamos de la última gira de los Irish...

¡Maldito poder!