jueves, julio 22, 2004

Hay un programa de la tele que quiero ver. Se llama The Office y está producido por la BBC inglesa. En México lo transmiten por People & Arts. El problema es que --al parecer-- la empresa que ha hecho el doblaje pertenece al payaso de Eugenio Derbez, sobrino del ministro de Exteriores. El primero siempre me ha parecido un cómico menor, una copia burda de Bustamante y aún de menor calidad que Trujillo. Ahora todo mundo lo alaba por haber hecho la voz del Burro en Shrek I y II (Cherk, como le dicen los ambulantes en el subterráneo de la ciudad), pero a mí me sigue pareciendo un tipo nefasto cuyo éxito radica en el grupo de escritores (bueno, es un decir) que tiene alrededor y que le preparan sus "ingeniosos" guiones.

Bueno, decía que quiero ver ese programa porque se supone que dan historias ambientadas en sitios como desde el que estoy escribiendo estas líneas: amplios salones horizontales, mobiliario que podemos calificar como P.E. según la novela Generation X de Coupland (P.E. significa Punto de Engorde) y un ambiente como de diario norteamericano. Eh, tú, J.C., ¿tienes la nota de hoy? Claro, Joey. Aquí va. Ok, la recibo en mi mail. Vale, hombre, no te preocupes. Vale. La versión mexicana daría algo así como eh, tú, Marycruz, tienes que llevar este oficio a tal edificio. Mmmmjú. Pero es para ya, Mary. Sí. Pues, ¡ándale!, ¿qué esperas? Ahorita, lic. Nomás no te vayas a tardar. --------.

The Office.