lunes, julio 26, 2004

Pues sí. LEA ha podido respirar tranquilo. No pisará el Reno. Pero todos han confirmado que sí fue el autor --por los menos intelectual-- de lo ocurrido afuerita del Metro Normal hace 33 años. Es decir, que se ha salvado no por haber demostrado su inocencia, sino porque el delito "ya prescribió", o sea, ya caducó para las leyes.
 
Cosa curiosa. Ayer El Universal destacó que la tesis de licenciatura de Juan Velásquez, verdadero abogado del 666, estaba en contra de que se olvidaran este tipo de delitos que son "crímenes que dan miedo a los hombres... crímenes que dan miedo de estar entre los hombres". Vaya. La investigación, titulada El genocidio: análisis crítico en el derecho internacional, también señalaba que:
 
"El genocidio, crimen por excelencia contra la humanidad, capaz de distorsionar el orden social entero, ha constituido en todas las épocas una amenaza ante la cual los hombres no solamente no deben mostrarse indiferentes, sino que además necesitan buscar, y al encontrarlas estudiar las complejas causas que lo originan, ya que conociéndolas pueden, cuando se esté gestando, hacerlo abortar antes que cause daño...".
 
Y para concluir este tour mágico y misterioso del deber ser al ser, retomamos esta última cita de la tesis de Velásquez:
 
"Estimamos que las personas que cometen frente a una colectividad un atentado tan repugnante, son individuos que, viviendo en un mundo de confusión que por razones políticas, económicas, etcétera, olvidan cuáles son los principios a salvaguardar, han perdido el sentido de lo humano".
 
El presidente en turno cuando fue publicada la tesis es ahora el defendido por este abogado.
 
Un caso más que demuestra que la vida es una tom-tom-tómbola de luz y de color...