jueves, octubre 20, 2005

La Contra / Guy Browning

GUY BROWNING, HUMORISTA

"Persigo la inmensidad de la minucia"

Soy de Oxford: el clima allí es horrible, así que el humor es nuestra sonrisa interior... Bueno, también está el alcohol. Pertenecer a la Iglesia de Inglaterra es maravilloso: ya no tienes que preocuparte más por Dios, nunca jamás te vuelve a molestar. Las grandes cosas de la vida son pequeñísimas: con mi humor persigo la inmensidad de la minucia.

LLUÍS AMIGUET - 20/10/2005

Las chicas hacen dieta para estar delgadas. Así atraen a los tipos más ricos que las invitan a los restaurantes más caros en los que podrán atiborrarse.

- ¿Estar delgada significa ser atractiva?

- Ni siquiera es necesario. El hombre es un ser tan complejo y sofisticado emocionalmente como un perrito. Atraerlo es muy sencillo: hay que rascarle la barriga de vez en cuando y asegurarse de que puede mostrar su fuerza física. Y si no va a buscar el palo que le has tirado, puedes pedirle que abra la tapa del tarro de mermelada que se resiste.

- ¿Y sólo con eso ya funciona una relación?

- Al principio, él debe sentirse seductor.

- ¿Cómo?

- Usará esa colonia que sería de olor sutil si no se hubiera echado encima todo el frasco; pronunciará frases largas con palabras tan pretenciosas que ella no recordará nada de lo que él ha dicho y la acompañará mostrándole que va tan sobrado de fuerza y genio que necesita muy poco esfuerzo para hacer cualquier cosa. Si ella le deja que se crea seductor, él pronto intentará darle un beso.

- ¿Algún consejo para el momento?

- Él debería emplear altas dosis de sutileza y bajas dosis de baba, pero tras equivocar esas proporciones en el beso, querrá inmediatamente seguir equivocándolas en la cama.

- ¿Cómo?

- Él creerá que le está demostrando a ella que es muy bueno en la cama, pero ella tendrá la sensación de estar de aprendiz en una empresa: cuando empieza a cogerle el tranquillo a una posición, le cambian a otra. En la siguiente demostración, él ya irá directamente a buscar su posición favorita.

- ¿?

- La mayoría de los seductores las prefieren a ellas encima...

-... ¿Y ellas?

- Tras varias sesiones con él en la cama, ellas preferirán estar debajo de las sábanas y tenerle a él tendiendo la colada. Pero si él se empeña en retrasar la colada y se queda en la cama pidiéndole cosas raras, ella sólo debe susurrarle: "Más tarde, cariño". Nueve de cada diez veces no habrá un "más tarde".

- ¿Cómo ser bueno en la cama?

- La regla de oro para que un hombre sea bueno en la cama es no meterse en la cama. En lugar de eso, hay que pasarse todo el tiempo llevándola a restaurantes y tiendas caras.

- ¿Y ellas?

- No hay ninguna buena en la cama. Al fin y al cabo, es imposible que una mujer sea buena en la cama cuando el hombre es un desastre. Es como ser bueno en el fútbol y que nadie te pase la pelota.

- ¿Y si, pese a todo, deciden vivir juntos?

- El día de la mudanza él descubrirá que el 90 por ciento de la ropa de ella son bragas grises y ella se dará cuenta de que él sólo tiene dos calzoncillos en total.

- ¿Y habrá boda?

- Cuando un hombre pregunta: "¿Quieres casarte conmigo?", en realidad ella oye: "¿Quieres una boda?" y si es ella la que pregunta: "¿Quieres casarte conmigo?", lo que él oye en realidad es: "¿Quieres olvidarte para siempre del resto de las mujeres del planeta excepto de mi madre y de mí?"

- ¿Y si, pese a todo, hay boda?

- Entonces, un hombre conseguirá la felicidad en el matrimonio si asume el sencillo principio de que ella siempre tiene la razón y él siempre tiene la culpa.

- ¿Y para una mujer?

- Las mujeres tienen que hacerse responsables de todo para que un hogar funcione, pero, a cambio, deben reservarle al marido autoridad absoluta sobre un solo asunto y hay muchas opciones importantes: la caja de las herramientas, el mando a distancia de la tele, o el color de las zapatillas que regalarán a su madre por Navidad.

- ¿Y así durará la pareja?

- Sin duda. Porque lo mejor del matrimonio es la seguridad y tranquilidad que ofrece. Por mal que se te pongan las cosas en la vida, es reconfortante saber que siempre hay alguien que está peor que tú.

- ¿Suficiente para toda una vida?

- Se suelen aplicar, además, estrategias diplomáticas: nada une tanto como un enemigo en común. Ese es el motivo por el que, con tanta frecuencia, vivir juntos acaba con niños de por medio. Luego están las peleas...

- ¿Consejos para evitarlas?

- Nunca seas tú el que se encierra cabreado en la habitación. Si lo haces, será tu pareja quien se quedará con el mando a distancia de la tele y todo el sofá; se acabará las patatas fritas y se sentirá mucho mejor antes de preguntarse dónde demonios te has metido.

- ¿Y qué es lo que no debo hacer?

- Nunca cuente nada a una mujer. Tú con tus amigos de toda tu vida comentas como mucho el partido del domingo, ellas, en cambio, explicarán sus más delicados e íntimos sentimientos y tus más inconfesables perversiones a indiscretas desconocidas.

- ¿Consejo para ellas?

- Las chicas guardan en sus bolsos recibos de todo lo que han comprado en los últimos diez años. ¡No lo vacíen! Está demostrado que si una mujer vacía completamente su bolso, muere. Lo mismo pasaría si él vaciara totalmente su cuarto de las herramientas.

- ¿Tiene usted algún consejo serio?

- Puedo explicarle cómo nacer y morir.

- Espero un consejo serio.

- Creemos importantísimo el nacer y morir y en realidad son asuntos irrelevantes. Tu nacimiento ni siquiera te molestaste en decidirlo y luego lo olvidaste enseguida; morir te importa algo más, pero cuando por fin te toque verás que dura un momentito y que, una vez pasado, no vuelves a acordarte nunca.

"Cuando tienes 20 años crees saberlo todo; a los 30 descubres que no sabías nada y a los 40, que a los 30 sabías muy poco: al final descubriremos que lo mejor era aprender". En Oxford, Guy fue estrella de los ´smokers´, las reuniones universitarias que vieron nacer a Mr. Bean o a los Monty Python. Hoy es columnista estrella del ´Guardian´, donde acaba de dar una brillante exclusiva sobre "la guerra de los codos" en los asientos de avión y proporciona inútiles consejos sobre "cómo sudar" o "cómo tener la gripe" ahora recopilados en ´Nunca golpees una medusa con una pala´ (Península). Su humor, de difícil traducción -perdónenme-, le permitió redactar un célebre testamento en el que legaba al notario su mejor par de calzoncillos sucios.