domingo, noviembre 13, 2005

Enfants de la patrie

Los hijos de la patria.

Son aquellos que sacrifican su interés personal o de grupo en aras de un futuro mejor para todos sus conciudadanos. Como cuando AMLO, FC y RMP se proponen a sí mismos como prohombres en torno a los cuales debemos aglutinarnos para llevarlos al poder y que desde ahí derrochen sus buenas obras a diestra y siniestra.

Sólo falta un pequeño detalle, ¿porque nos convencerán de ello? ¿que fin común perseguimos todos los mexicanos? (como diría el PND 2001-2006) ¿A donde queremos ir, como llegamos? y ahora ¿como nos regresamos? (esto último no lo dice el PND sino el maese Weber).

Parecen preguntas tontas y que redundan en pláticas de cantina. Pero ayer estaba viendo la repetición de la megareunión en el tetro blanquito (como dice Dehesa) en torno a una convocatoria disfrazada del gobierno en la televisora más poderosa de latinoamérica, los convidados, como ahora les llaman, personajes destacados y líderes de opinión, ahí estaban bajo un mismo techo, y a unos días de librarse de una órden de aprehensión de Hacienda, ahí estaba la gruesa figura del divo de Ciudad Juárez, como si nada y entonando una pseudocanción qué más parecía el decálogo de un borracho, queriendo decirnos porqué debemos amar a México.

Todo esto como parte de una campaña desde el pasado agosto de querere ensalsar el orgullo de la patria, para que no se nos olvide que un soldado en cada hijo le dió.

Aquí caben tres reflexiones breves, para no aburrir a nadie:

  1. Hace poco, Aristegui y Juan Villoro (cada uno en su columna) dío cuenta de un libro de Florescano, sobre la imágen de la patria. Ambos, se deshacían en elogios en la labor del historiador para ofrecernos litografías e íconos de la patria. He decir que yo conocí un anteproyecto de la mencionada obra, el investigador en comento se había acercado al ministerio donde laboraba para pedir apoyo económico para su publicación. Y me ufano de haber sido un factor para negar ese apoyo, me preguntaron y en lo particular me pareció una colección de litografías, con una breve explicación de su origen, pero que no contextualizaba, es decir era un buen trabajo de recopilación pero no de investigación. Al menos eso pienso, creo que los columnistas citados serán más sabios que yo para recomendar su lectura y deshacerse en elogios.
  2. Por el contrario, un libro que me parece imprescindible es el de un historiador estadounidense, (cuando tenga la bibliografía se las haré llegar) que después de un análisis de los acontecimientos del siglo XIX mexicano concluye que nuestra identidad nacional surge realmente después de la injusta guerra en la que perdimos la mitad de nuestro territorio (aquí sigo escuchando los lamentos del trauma que no hemos podido superar). Porque antes de eso, en la guerra de independencia ¿que iba a defender los indígenas y demás castas menospreciadas por criollos y españoles? ¿una patria que les garantizara ser explotados? Y en plena guerra con Estados Unidos, con el ejército enemigo a unos kilómetros de lacapital, todavía seguían las luchas en el congreso mexicano y las disputas entre conservadores y liberales, y la negativa de la iglesia de otorgar un empréstito para sufragar al ejército defensor. Es después de eso, y diría yo, después de la revolución cuando verdaderamente el pueblo se identifica con su patria, o su patria chica, como para defender su terruño y sus derechos.
  3. Después abundaremos, pero lo que está sucediendo en Francia ya inquieta a los que vieron el movimiento estudiantil de 1968 repetido en México. ahora creen que podría suceder lo mismo, ya Saramago decía que el 68 fué un juego de niños comparado con lo que pasa actualmente.

Y no están tan equivocados, es peor este grupo de jóvenes que no creen en nada, menos en un Estado que no les sirve, que los ilusos idealistas que creían poder cambiar al mundo.