Otra vez
Cuando a mediados de este año se dió la sustitución del discapacitado Santiago Creel por el Excelentisimo Monseñor Abascal, las voces de lo jilgueros se escucharon, que ahora sí teníamos secretario, que se veía su oficio político, que lo primero que hizo fue hablar con las otras fuerzas políticas y que le hacían caso porque no tenía intereses electorales. Que hasta que nos deshicimos de Santiago que nomás llevaba agua a su molino.
Pero si no mal recuerdo, una de las primeras acciones en el 2000, de Creel fué enfrentar la erupción del Popo, no lo hicieron tan mal, le ayudaron los funcionarios de protección civil del sexenio pasado y a algunos hasta los ratificaron.
Pero en estos pasados desastres provocados por los huracanes, a quien vimos pusilánime y ausente fué al ministro Abascal, más distraído por un falso debate sobre la eutanasia que sobre la seguridad interna que es su responsabilidad.
Y hoy lo vimos, después de días de los desastres naturales y de la ausencia de autoridad en los estados afectados, con una visita relámpago, en mangas de camisa azul, con sus anteojitos para vista cansada, pidiendo la ayuda para los damnificados ¿nadie le informó que es autoridad, que no preside una ONG?
Vaya ministro del interior.
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