martes, julio 11, 2006

Archivo de casos reales

Primero, de cómo una ciudadana combatió a la delincuencia.

Resulta que nuestra colega Alcachofa Asesina ha dado la nota del premio al valor del mérito cívico. Después de haber sido víctima de la delincuencia organizada en ese pequeño pedazo de Alemania en México que se llama Delegación Benito Juárez, circunscripción donde viven lo mismo el Sr. Abdalá (actual delegado), el Sr. de la Garza (delegado electo) y la Sra. Barrales (candidata perdedora a delegada y sexy modelo en sus ratos libres), hace unos días le asestó un revés a la misma por sus propios fueros.

De acuerdo a su reseña, mientras caminaba junto a su pareja sentimental se percató de que unos tipos extraían de un coche el sistema de sonido sin la anuencia del propietario, por lo que, en un arranque de lucidez y compromiso social, tomó el teléfono, llamó al servicio de emergencias 066, proporcionó los datos del vehículo en el cual huyeron los infractores y, de esta forma, colaboró con las fuerzas del orden para lograr la captura de los malhechores. En palabras más simples, robaron, huyeron y los agarraron. Y todo gracias a la Srita. Alcachofa.

Desde aquí, nuestro reconocimiento (y nuestro respaldo para que sea la próxima Jefa de la Policía del Sector BJ).

Segundo, de cómo está la cosa oficinesca después del supuesto triunfo de FCH.

Aquí la cosa ha estado más o menos tranquila. El miércoles una importante mayoría andaba muy feliz porque el candidato que apoyaban iba adelante en los conteos. Después como que se pusieron nerviosos por las impugnaciones de su contendiente. Ahora están como en una calma chicha esperando que el Tribunal no decida abrir los aproximadamente 130 mil paquetes electorales con el fin de aplicar esa vieja táctica de uno para ti, dos para mí.

Sin embargo, este hecho no es sinónimo de estabilidad laboral. Ya lo habíamos comentado algunos burócratas en la edición vespertina de Radio Pasillo. En nuestra opinión, ganara AMLO o ganara FCH, nuestra continuidad es precaria y dependerá de factores tan disímiles como el humor de los nuevos jefes y la alineación de planetas en la cuarta casa de Saturno.

Debe notarse que ya habemos varios casos de funcionarios de carrera plenamente certificados, situación que --al menos en teoría-- nos exentaría de la incertidumbre laboral. Sin embargo, recordando situaciones recientes como el intento de algunos diputados federales de echar abajo la Ley del Servicio Profesional de Carrera vigente de un jalón, pues no queda otra sensación más que la de que todo sigue en el aire.

Así, lo más probable es que volvamos a experimentar las tensiones y emociones propias de un final de sexenio en el sentido de poner el alma en un hilo sobre nuestra continuidad (y, sobre todo, sobre la aparición de nuestro cheque catorcenal en la pantalla del ATM).

En este sentido, debe destacarse que la verdadera disputa que se está dando en la arena política no es tanto la imposición de una ideología sobre otra. No. Lo que verdaderamente está moviendo a los partidos es ese enorme botín que representa la entrada a los puestos más altos de la APF. Ya imagino las caras de éxtasis que deben estar poniendo los staffs de unos, frente a la desesperanza de los otros por saber que era suya... y la dejaron ir.

Sea lo que sea, por acá los esperamos.

Tercero, de cuando te quedas solo y se mueve la ruleta de la vida.

Si ustedes son lectores habituales de este buroblog sabrán que hace algunos meses se presentaron ciertos movimientos laborales en esta oficina. Bueno. Si no, ahora ya lo saben. Esto sirve de introducción para hablar un poco sobre aquellos que se han quedado aquí y cuyo jefe --y líder de la camarilla-- se marchó. En una palabra, me refiero a los huérfanos políticos.

Acabo de hacer una pausa para ir a los servicios y me los he encontrado de frente. Vaya situación. Hace un tiempo eran los más fuertes, los poderosos y los que recibían mayores cantidades de lisonja y adulación. Desde esa posición privilegiada dispendiaban beneficios y castigos según su libre albredrío por doquier. Pero, oh gran ley de la existencia, las cosas cambiaron. Su líder se fue y ellos, por alguna u otra causa, se han quedado aquí (lo más recurrente es la imposibilidad de encontrar acomodo en otro sitio).

Y ahora, ¿qué tenemos? Una nueva versión de ese largo, desgastante, humillante proceso de sobrevivencia en un ambiente hostil. Es decir, después de estar arriba ahora ven las cosas a nivel de césped. Así, los tiempos de la lisonja y la adulación han quedado para el recuerdo nostálgico. Lo que hay en este momento es un trato que va de lo sensatamente cordial a lo francamente bélico. Sobra decir que algunos, ante esta situación, se están cobrando las facturas pendientes con las actitudes que desarrollaron estos individuos durante su reinado. Un sector sólo ve la situación con indiferencia y otros --como yo-- no dejamos de experimentar cierta pena ajena al verlos deambular sin el halo divino que presumían antaño.

Y, bueno, ahora sí saludan, ahora sí buscan cobijo, ahora sí te voltean a ver. Vaya, vaya. Extraños son los caminos del Señor en este universo weberiano.

Cuarto, de cómo volvemos a la realidad después del Mundial

Entre tanta cosa política se ha terminado el Mundial. Vi el partido y, bueno, pues simplón el asunto. Ganó Italia, perdió Francia. Zidane le dio un tope que ni el Místico al Cibernético. Cannavaro levantó la Copa. Los programas de la tele nacional liderados por extranjeros sobre fútbol se acabaron. Llegó la resaca.

Se terminó la dosis de diazepam. Apenas ayer volví a leer una nota de Pumas. Que sus refuerzos se perdieron en el Ajusco durante una práctica. Mmmmta. Si así están ahora, ¿qué podemos esperar de estos sudacas en el campo de juego?

Sobredosis de realidad.