viernes, febrero 02, 2007

Lettera 32

Antes, cuando en el mundo no existían ni Croacia ni el fax ni el iPod, solía escribir casi todo a mano. Me refiero a las tareas y a una que otra cosa. Luego, cuando en la secundaria aprendí taquimecanografía, usé con entusiasmo la máquina de escribir (una noble Olivetti Lettera 32 azul que aún conservo en su estuche original).

El poder utilizar todos los dedos de las manos me agradó y no soltaba el teclado para garabatear cosas. De hecho, esta súbita habilidad me llevó a un concurso nacional de secretariado en Puebla (mi secundaria, perteneciente al Sagrado Corazón de Jesús, fue enrolada por la SEP en las Técnicas, lo cual implicaba que compitiéramos contra otras gubernamentales). Algo raro, sin duda, porque la mayoría de las concursantes eran eso: mujeres. Los críos como yo escogían carpintería o mecánica o cosas así, pero nosotros sólo teníamos una "técnica" en la escuela: secretariado o secretariado.

Entonces, pues formé parte de esas generaciones de estudiantes del Colegio que aprendieron a escribir utilizando los 10 dedos de las manos. Primero con esas bolitas que se pegan en las letras y luego con cubreteclados que nos confeccionaron nuestras madres. De algo servirá, pensé mientras un compañero hacía una pintada en el pizarrón que decía OTI METALLICA (la Madre Otilia era quien nos dirigía por el camino de la taquimeca allá por los últimos años de la década de 1980).

Y, en efecto, después de un tiempo me sirvió. Fue en la época en la que los ordenadores, computadoras o computadores, como gusten llamarles, arribaron con fuerza arrasadora en la vida de las personas. De una utopía cibernética ejemplificada en el personaje de Automán, lejana e irreal, a una realidad inmediata en la que el aparato compuesto de monitor, teclado y CPU se volvería indispensable para el día a día. Cuando vi por primera vez un teclado de computadora supe que ya tenía un paso adelante. Era igual al de las viejas máquinas de escribir y, por lo tanto, era casi obvio que la batalla contra ese artilugio se iba a dar en otro terreno.

Pero regresando al tema inicial, digo que antes escribía todo a mano y renegaba de los que lo hacían de forma mecánica. Ahora la cosa ha cambiado: a pesar de que aún garabateo cosas manualmente, sobre todo con la ayuda de Waterman, Inoxcrom y Monte Blanco sobre Piel de Topo, la mayoría de los textos (bueno, también aquí debo decir que no escribo mucho ni nada de eso, pero me refiero a las cosas que llego a redactar...) que realizo los proceso en la computadora. La razón es --básicamente-- una: lo hago más rápido que con los artículos de escritura y las libretas.

Si viviera la Madre Otilia o si volviera a ver a la Madre Bertha y hasta a la mismísima Piojo (que no me acuerdo cómo se llamaba, pero que era una maestra civil y no religiosa que nos dio la materia en segundo grado) les agradecería una vez más el haberme enseñado a escribir a máquina. Digo, no es muy difícil, pero requiere paciencia.

He visto a maestros y doctores en algo escribiendo como pollo, es decir a picotazos sobre el teclado con dos dedos. Cuando me han visto frente al ordenador muchos me han dicho órale, qué onda contigo. Y tengo que aceptar mi historial: estudié secretariado en la secundaria.

La cosa, repito, no es tan complicada. En las papelerías venden esos manuales antiguos donde vienen ejercicios para ir memorizando el orden de las letras y los dedos que les corresponden. Por ejemplo, uno de los primeros pasos es reconocer la línea central del teclado, aquella desde donde todo surge. Para ello, un aspecto fundamental es colocar los dedos índices sobre las marquitas que tienen las letras "f" y "j" (cuando vean hacer esto a alguien ya saben que están frente a uno como profesional). Luego, colocando los meñiques respectivos en la "a" y en la "ñ", se repite la operación con los dedos restantes. Listos para el despegue.

asdfg ñlkjh asdfg ñlkjh asdfg ñlkjh asdfg ñlkjh asdfg ñlkjh asdfg ñlkjh asdfg

Con la computadora es fácil: el teclado está suavecito y se puede borrar si se equivoca y nadie se da cuenta. Con la máquina de escribir tenías que aporrear literalmente el teclado y usar el famosísimo Korex, una lamina sobre la cual escribías la letra errada y desaparecía (o al menos se tapaba con polvo blanco) sobre la hoja. Recuerdo esas mañanas dedicadas a llenar planas y planas de asdfg ñlkjh, qwert poiuy, zxcvb -.,mn, o bien, de frv jum, dec ki,, swx lo., aqz ñp-, y hasta de las tardes en casa sacando las cuartillas que integrarían nuestro álbum anual.

En fin.

Comentarios mientras espero poder pasar con el Director General.

asdfg ñlkjh asdfg ñlkjh asdfg ñlkjh asdfg ñlkjh asdfg ñlkjh....

1 Comments:

Blogger Efrén said...

Hay lágrimas rodando por mis mejillas cólega Técnico en Secretariado.

Dos comentarios.

1.-Me encanta que tanto en máquina de escribir como en un procesador de palabras de cómputo los acentos se escriben de la misma manera, primero el acento y luego la letra, en el caso de la máquina de escribir el acento se escribe pero el carro no avanza esperando la vocal que será escrita bajo el acento. En el sistema de computo los dos grafos aparecen después de haber sido seleccionado el segundo.

2.- Curiosamente la posición de mi mano izquierda cuando estoy frente a una computadora sin estar procesando un texto es con el dedo pulgar sobre la tecla "Alt" y el anular en la tecla "Tab", dado que con esta combinación de teclas se puede cambiar de ventana (dentro de Windows) rápidamente.

febrero 02, 2007 4:56 p.m.  

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