martes, febrero 06, 2007

Noticias

Han sido días raros estos de 2007. El jueves 1 de febrero el sobrino de un buen colega se cayó en el Colegio --el mismo al que yo fui-- y se pegó en la cabeza. Esto no suena extraordinario o estremecedor. Accidentes de este tipo suceden todos los días de clase en el mundo. Sin embargo, de esos cientos o miles que ocurren diariamente, algunos alcanzan magnitudes de tragedia. El que nos ocupa es uno de ellos: después de haber estado en observación y de mostrar signos extraños, el pequeño D. fue trasladado al Hospital Magdalena de las Salinas, fue operado de emergencia y hace unos días fue diagnosticado con muerte cerebral. Terrible noticia.

La familia de mi colega intenta sacar fuerzas de donde se pueda para afrontar este hecho. Si los que lo conocíamos queremos hacer algo para ayudar, me imagino los sentimientos que se mezclan en los corazones y las mentes de sus familiares cercanos, en especial de sus padres.

En fin. Nosotros, la gente, solemos decir que así es la vida cuando ocurren estas cosas. De acuerdo. Pero, ¿alguien tan joven? Ya veremos qué ocurre en los próximos días. Por lo pronto, una plegaria por este chico.