Book's day
Hoy es el Día del Libro. A últimas fechas también le han agregado algo sobre los Derechos de Autor y tal. Claro, en Barcelona es el día de St. Jordi, cuyo equivalente en nuestro país es el de Sn. Jorge, el mismo santo que combatió al Dragón. En fin.
Sobre el tema no hay que ahondar mucho. Es simple: en México no se lee. Punto. A pesar de lo que diga la gente, a pesar de lo que te respondan en la calle y en las fiestas, a pesar de lo que traten de demostrar las estadísticas. La patria mexica no es afecta a andar con esos objetos pegados a las narices.
Mucha gente ha opinado sobre el tema. Uno de ellos ha sido Guillermo Sheridan, cuyo texto de este mes en Letras Libres es bastante aleccionador. Veamos un fragmento.
PS. Y visto de manera mesurada, qué bueno que no todos lean... Al rato ya puro culturoso nos íbamos a encontrar por doquier.
La lectura en México
Guillermo Sheridan
Ya no es apreciación subjetiva sino hecho científicamente demostrado: al mexicano no le interesan los libros. Se hizo todo lo posible, que conste. Y aunque haya sido en vano, hay dignidad en la derrota. Así pues, relajémonos, respiremos hondo, tomemos un descanso.
Las estadísticas avasallan. Demuestran con alevosía y ventaja, sin mostrar forma alguna de clemencia ni resquicio para el anhelado error metodológico, que al mexicano (el 99.99 por ciento) no le gusta leer. Es más, no sólo no le gusta leer, no le gustan los libros ni siquiera en calidad de cosa, ni para no leerlos ni para nada, vamos, ni para prótesis de la cama que se rompió una pata. Años de esfuerzo educativo, de aventar dinero a raudales en bibliotecas, centros culturales, publicidad, cursos, campañas y ferias, premios y becas, ofertas y descuentos, clubes y talleres, mesas redondas y presentaciones... Todo para merecer la sincera respuesta: no, no queremos leer. Que no nos interesa. Que no. Que no queremos. Que no haya libros y ya. Punto. No. ¡Que no! Ene, o= NO.
(...)
Y, para terminar, ¿de veras se habrán tragado eso de que los mexicanos leen anualmente 2.8 libros per capita?
(...)
Ignoro su metodología, pero conozco mi tierra. Me temo que lo más seguro es que el encuestado mexicano promedio no haya leído nada nunca y haya decidido mentir, proclive como es a la exageración y a la balandronada, en especial cuando se le encuesta o entrevista (conducta que se agudiza si el interrogador es extranjero). Es curioso que a la pregunta "¿cuántos libros lee usted al año?" lo que se le haya ocurrido contestar haya sido la babosa cifra "2.8". A sabiendas de su propensión a gesticular, la cifra 2.8 demuestra que a ese mexicano promedio la pura idea de leer libros le resultó a tal grado misteriosa que aun creyendo exagerar, no exageró.
Es decir: desde su punto de vista exageró muchísimo, pues la posibilidad de tener un libro en las manos, y además leerlo, le pareció algo tan descomunalmente raro y remoto que, de inmediato, coligió que sólo alguien muy especial podría leer uno al año. De ahí a ponerse guapo ante el entrevistador y adjudicarse la lectura de 2.8 libros anuales sólo hubo un acto de exhibicionismo.
(...)
No, no me tomo esto a la ligera. ¿Cómo podría hacerlo si he impartido clases de literatura, de la secundaria al posgrado, desde hace casi cuarenta años? ¿Cómo, si me dedico a escribir libros (que, naturalmente, no venden ni el 0.00000008)? Pero tampoco creo que haya que rasgarse las vestiduras. En nuestro país la literatura circula más bien como zamisdat y aun así está bien y viva, y llega a quien debe y no pasa nada. O lo único que pasa es que se impone regresar a la modestia.
Guillermo Sheridan, "La lectura en México / 1", en Letras Libres, núm. 100, abril 2007, p. 122. Los subrayados son míos.
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