Paranoia
Ayer platicaba con uno de mis nuevos compañeros burócratas que no es por quejarse, porque cuando uno anda sin trabajo,ruegas encontrar lo que sea y al precio que sea, pero cuando ya estás en el fragor de la batalla laboral añoras esos días de displicencia.
Aunque no lo crean, todos mis trabajos han sido iguales, con horarios raros, trabajando dias festivos y fiestas de guardar, aún en la administración pública que tenemos fama de holgazanes.
Una de las cosas que si son diferentes es lo de la paga, efectivamente en la IP mayor trabajo significa mayor paga, lo mismo aplica cuando se tienen más responsabilidades, es más, a veces te pagan para que no te vayas, digamos como que la caza de talentos. Por supuesto que en mi caso este último supuesto no ha sucedido.
Ahora en estas nuevas labores se adiciona un elemento más, digamos de novela negra tropical, así como de Complot Mongol: EL ESPÌONAJE.
Resulta que parece ser que un mundo no vigila y obvio, nuestras líneas telefónicas están intervenidas, eso ha derivado en una paranoia y en hablar con claves que o bien todo mundo entiende y por lo tanto resultan ridículas, o son tan complicadas que la conversación es inentendible lo que deriva igualmente en ridiculez.
Ahora hasta dudo que estas líneas se vayan limpias, no se si exista algún aparato que intervenga los correos y estas cosas, así que ahora se vive en una constante duda de si se enteran (quien sabe quien) de cosas privadas, como que el perro se quedó sin comida o que la señora de la limpieza va a planchar una docena de camisas más.
Ahora cuando nos toca ver al jefe o simplemente cuando nos encontramos en reuniones, tratamos de escudriñar en un gesto, en una mirada en un ademán, si por casualidad alguien se enteró de aquello que dijimos imprudentemente por el teléfono, el móvil o en un chat o correo.
Las líneas de investigación continuan abiertas en este gulag tropical.
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