jueves, septiembre 13, 2007

Otras burocracias

Hoy estuve en dos oficinas públicas en las cuales me gustaría trabajar algún día. Me refiero a un área del Ministerio de Educación dedicada al fomento de la lectura y a la oficina central de correos.

A la primera fui a pagar mi inscripción y la de mi mujer a uno de los paseos literarios dominicales en la ciudad. No recuerdo el nombre exacto de la Dirección o Subdirección, pero está en la calle Brasil, en pleno Centro Histórico, frente a la Plaza de Santo Domingo (no deja de ser extraño que, justo enfrente del Ministerio que avala los documentos oficiales de educación de este país, esté el lugar por excelencia de la piratería de esta clase de documentos).

Ahí pude ver que las burocracias tienen muchos puntos en común a pesar de lo diferentes que pueden ser sus ámbitos. Secretarias que platican con personajes diversos, tipos con corbata y camisa blanca mirando sus ordenadores o revisando facturas, mandos medios que buscan la firma de sus superiores jerárquicos. De hecho, la persona que se supone es la responsable de esta clase de actividades culturales estaba sentada muy tranquilamente en su pequeño cubículo sin hacer realmente gran cosa. No digo que sea así siempre, pero tampoco lo vi como realizando un esfuerzo notable.

A la segunda fui porque envié una carta por el correo convencional. Aquí sí había más movimiento, despachadoras en la ventanilla de sellos postales, burócratas que etiquetaban sobres, llenaban formatos e, imagino, se encargaban de la adecuada distribución de las aún presentes cartas con noticias del mundo escritas a mano. Además, fiel a mi fijación con estos asuntos, siempre me ha gustado visitar de vez en vez el Palacio Postal por el sólo hecho de su belleza arquitectónica.

Pero, vuelvo al punto. Esos sitios serían de mi total agrado si pudiera trabajar ahí. En la Universidad gran parte de mis casos prácticos en administración pública los dediqué a CONACULTA, la agencia del Estado mexicano dedicada al arte y la cultura, dependiente del Ministerio de Educación Pública. Ahí analicé en la clase de Proceso Administrativo al Canal 22 y a la Dirección General de Publicaciones. De hecho, siempre pensé que terminaría laborando en alguno de esos sitios, pero no.

Ahora que lo veo a la distancia, creo que no estaría mal intentar dar ese salto sin red de protección a dichos sitios. Es decir, no cambiaría gran cosa la rutina y tal, pero sí significaría un cambio de aires. Además, la función del Estado de promover la lectura y esos tópicos culturosos siempre me han llamado la atención. Mi primera propuesta sería rebajar los costos de los paseos literarios..., je.