jueves, febrero 14, 2008

San Valentín Gómez Farías

O es mi imaginación o en verdad los capitalinos se han tomado demasiado en serio esto del dichoso “Día del Amor”. Las chicas andan como bastante arregladas por las calles, incitando a la atracción de las miradas. Los restaurantes lucen semi llenos con las clásicas escenas de mesas adheridas para dar cabida a todos los invitados. El color rojo predomina en forma de globos, rosas, chocolates y tal. La costera de Tlalpan ya debe estar a su máxima capacidad en estos momentos, emitiendo su concierto de gemidos y promesas hacia el universo. En general, se percibe una especie de ambiente festivo que, sin alcanzar los niveles apoteósicos de diciembre, sí colorea este jueves de mediados de febrero.

San Valentín es un fiasco. Una de las peores tergiversaciones de una fecha que encarnaba otro espíritu y ha desembocado en algo artificial, fatuo, hipócrita y aberrante. No es que no crea en el amor. Al contrario. Más bien me jode observar todo ese dizque impulso amoroso perecedero y motivado por todos excepto la sinceridad y… el amor.

En fin. No hagamos las veces del Grinch Valentín. Simplemente es que este día debería ser abolido, casi tanto como el “Día del Taco” y el “Día de la Familia”.