Cartas de Copilco
Me parece que aquí mismo había dicho que la vida burocrática de esta nueva oficina se parece mucho a la que se tenía en la APF antes del sexenio de Fox: cubículos diseñados a la vieja usanza (individuales y cerrados), cierta tolerancia a fumar en los baños, largos horarios que terminan por ahí de las 21.00 horas y que tienen un intermedio de dos horas para comer.
Ahora me he dado cuenta de que también en la entrada de la oficina algunas señoras ofrecen sus productos (ignoro de qué) a través del camuflaje en enormes bolsas negras. Un punto ineludible de los usos y costumbres burocráticos, sin duda. Aquí adentro no he detectado aún el mercado negro de los cacahuates y los chicharrones, ni el de las tandas o la venta de Betterware (extraño esos catálogos lustrosos cada inicio de mes), pero seguiré al acecho. Sin embargo, algo que sí he notado es que algunos se organizan para jugar fútbol en canchas cercanas, lo cual es como sano y fomenta el trabajo en equipo (al menos en teoría, claro).
Acá también hay reloj checador y lista de asistencia. Acá también hay estructuras jerárquicas y secretarias y operativos y demás. Acá también hay quien pone música clásica y quien sintoniza Digital 99.
Intento avanzar en este texto escuchando a Suffocation. Sin embargo, la tarde va lenta, lenta, lenta.
No hay grandes cosas que contar.
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