viernes, abril 18, 2008

Paz

Llámenme oportunista o snob, el caso es que estoy leyendo por estos días a Octavio Paz. Esto quizás un poco motivado por el aniversario 10 de su fallecimiento y por la polémica que generó la negativo de los diputados federales de grabar su nombre en las paredes de San Lázaro.

Ya antes había leído algunas cosas de él, por ejemplo, Itinerario, libro en tono autobiográfico que me agradó bastante. También algunos poemas sueltos por ahí y, sobre todo, su constante referencia entre los autores de Letras Libres.

Muchos prejuiciosos dicen ah, la derecha, cuando te ven leyendo algo del único Nobel mexica o cuando hojeas LL en algún lugar público. En fin. Si Paz es la derecha, habrá que reconsiderarla como forma de gobierno que genera algo.

Ahora que está todo este merequetengue de las Adelitas y AMLO y la toma del Congreso y las elecciones inacabadas del PRD y demás, no está de sobra darse una vuelta por los apuntes del Paz ensayista político en --por decir algo-- Pequeña crónica de grandes días. Ahí, su crítica a esa izquierda violenta y dogmática, incapaz de criticarse a sí misma y de proponer algo viable en el mediano plazo, tiene una vigencia inusitada en estos días aciagos de 2008.

En lo personal, cada vez me siento menos identificado con las izquierdas. El punto es que las derechas existentes tampoco me convencen.

Me jode esto, pero creo que no lo puedo evitar: a día de hoy, como muchos otros mexicanos atolondrados, me declaro "apartidista".

Hace falta algo.