jueves, septiembre 11, 2008

Pedro Palao Pons, investigador de enigmas históricos

"Ya no quedan profetas como los de antes"

VÍCTOR-M. AMELA

Tengo 41 años. Nací en Mô (Menorca) y vivo en Barcelona. Soy periodista y escritor: me fascina el comportamiento humano, el porqué de las tradiciones. Estoy casado, sin más hijos que 30 libros. Yo siempre voto, aunque sin fe en la política. Me atrae la autoexploración sufí.

¿Desde cuándo profetizamos el fin del mundo?

Desde el día en que tuvimos conciencia de ser mortales. En ese instante concebimos un más allá.

Y un más acá con fecha de caducidad.

Sí. Asistiendo a terremotos, volcanes, diluvios... dimos en pensar que "esto se acaba".

Y así será. Pero ¿cuándo?

Ahí entran las profecías: desde la antigüedad ya hemos dado una veintena de fechas.

Todas incumplidas, como se ve.

Bueno, alguna tiene aún ocasión de cumplirse: el 31 de diciembre del 2012 finaliza el calendario maya. Y, según algunos, eso equivale al fin del mundo...

¿Qué entienden por fin del mundo?

¡Esa es la cuestión! Podría ser un cambio de mentalidad, de modos de vida, de hábitos… Si es así, estamos siempre viviendo continuos fines del mundo...

Cierto.

O podría ser una extinción de casi toda la vida terrestre, como ya pasó varias veces.

No nos pongamos en lo peor.

No, pero me da igual: no temo a la muerte.

La mayoría de las personas, sí.

¡Y por eso tienen tanto éxito las profecías!: nos inquietan tanto las malas noticias... Son las malas noticias las que más atraen a la gente, las que interesan más.

Gracias a eso vivimos los periodistas.

Y los profetas de catástrofes y apocalipsis.

¿Da crédito usted a alguna profecía?

Los científicos dicen que el asteroide Apophis podría en el año 2036 alterar la órbita terrestre o impactar en la Tierra.

¿Con qué efectos?

Lluvias ígneas, oscuridad, tsunamis, inundaciones, barro, frío, hambre, guerra, muerte.

Me suena.

En esos términos describen varias profecías el fin del mundo (incluido nuestro Apocalipsis de san Juan). Me pregunto si no serán vestigios de descripciones que perpetúan la memoria de pretéritos cataclismos.

¿Qué profecía del fin de mundo es la más antigua que tenemos documentada?

Una profecía sumeria de hace 5.000 años, que afirma que ya hubo una serpiente del cielo que devoró el planeta en el pasado, y que regresará cada 12.500 años... ¿Y si aludiese a un cometa o meteorito?

Pero no aporta una fecha precisa.

La mayoría de las profecías no las dan. Pero los cristianos sí empezaron a dar fechas.

¿Los cristianos? ¿Y por qué?

Los papas medievales pensaron que mil años después de la muerte de Cristo, en el año 1033, sobrevendría el fin de este mundo. Y las cruzadas por rescatar Tierra Santa eran un intento de salvación.

¿En qué otras fechas debería haber terminado el mundo?

En el año 90, según el primer agorero de nuestra era, el papa Clemente (oyó unas voces en su cabeza). En 1185, por conjunción estelar, según el místico persa Anvari (tras fallar, fue flagelado). En 1524, según el astrólogo alemán Johannes Stoeffer: mucha gente se ahogó aquel día intentando huir en barcos del diluvio profetizado.

Una gracia a lo Orson Welles.

Al místico Salomón Eccles unos ángeles le confiaron que unas plagas acabarían con el mundo en 1665 (falló y fue encarcelado).

Qué simpáticos, todos los profetas.

El gran Newton, harto de tantas profecías del fin del mundo, decidió zanjarlas formulando la suya, no ya mediante revelación, sino mediante cálculo matemático: el año 2060. No sé bien cómo calculó el año, pero fue su modo científico de decir "basta".

¿Existe un perfil psicológico común a todos los profetas?

Son personas que no persiguen la visión, sino místicos a los que les llega espontáneamente, como canales de la divinidad (o del universo o del inconsciente colectivo).

¿Así eran Nostradamus o Malaquías?

Sí. Nostradamus era un médico del siglo XVI que salvó muchas vidas de la peste, pero no pudo salvar a su esposa y a sus dos hijos. Eso le trastornó, le condujo hacia lo esotérico... y sus cuartetas proféticas aún hoy se interpretan: vaticinan un choque entre Oriente y Occidente entre el 2015 y el 2025, y el fin del mundo para el año 3797.

En cambio, san Malaquías se dedicó a profetizar sólo sobre los papas, ¿no?

Según él, tras el actual Papa llegará el último Papa, Pedro Romano, y luego el Anticristo. Para los profetas cristianos medievales, el fin de la Iglesia equivale al fin del mundo.

¿Qué piensa de esto Benedicto XVI?

Es un cachondo que lanza guiños a las profecías: Malaquías le adjudicó el lema de "Gloria del olivo", y él ha elegido llamarse Benedicto, siendo el anterior Benedicto el fundador de la orden olivatense...

¿Qué profeta le atrae más?

Rasputín, por su dramatismo, por lo tremendista y cruento de sus profecías, con montones de cadáveres sanguinolentos...

¿No ha habido profetas de buen rollo?

Juan de Jerusalén, en el año 1099, profetizó que "en el año mil después del año mil"...

Eso nos toca a nosotros…

... heriríamos la tierra y el cielo, y sobrevendría el fin de un tipo de mundo, ¡tras el que comenzaría otro mundo esperanzador!

Los científicos del apocalipsis climático ¿no son hoy nuestros profetas?

No, porque no son místicos. Y aunque algunas predicciones científicas contengan resabios de viejas profecías..., ¡ya no quedan profetas como los de antes!


El fin del mundo

El fin del mundo es cada día: cada día acaba y empieza algo. Es lo que pienso tras escuchar a Palao y leerle en El fin del mundo (Zenith), un compendio de todas las profecías apocalípticas desde que el mundo es mundo. Entiendo que cada cultura y cada tiempo conforman sus finales del mundo favoritos, su propio relato escatológico, y que esas profecías son una creación cultural más, como los poemas y las religiones. Y veo que no hay profecía optimista: ¡todas anuncian desastres! (claro: todo cambio es un desastre para lo que había antes). Para Palao, las profecías hablan de nosotros, de nuestras obsesiones y miedos. Él teme que un meteorito nos devaste. Mientras habla, una piedra cae del cielo.