miércoles, julio 28, 2004

Y bueno, creíamos que nos habían olvidado, pero aquí transcribimos una colaboración a su sexbur, pueden mandarlas a nuestro correo que está en la parte superior:

Ayer pensé inmediatamente, esta es para el sexacional: Venía precisamente a mi oficina, como todos los días en el pesero que recorre todo Reforma, normalmente llego al metro Chapultepec y tomo el microbus que me deja cási enfrente de mi lugar de trabajo. Como siempre tengo que ir esquivando a cientos de personas, todas con prisa para llegar a sus trabajos, escuelas o no sé donde, pero todos con prisa. A veces entre la multitud se distingue alguien, pero muy a veces, generalmente es alguna muchachacha guapa o incluso señora de todavía buen ver. La reacción es automática en todos, primero checamos el frente y conforme se va acercando la presa en cuestión vamos girando lentamente la cabeza hasta que pasa y entonces medio nos torcemos para poder ver la parte trasera, si pasa la prueba alguien siempre exclama algo ya sea algún piropo o algún comentario para los que lo vamos acompañando.

En eso venía pensando en el pesero, cuando se me ocurrió que tal si fuera al revés, y empecé a deprimirme, a mí nunca me han voteado a ver, ni mucho menos, entonces la conclusión es que soy un tipo bastante común, más bien tirandole a feo, en la escuela, que es de lo que puedo acordarme, a los compañeros caritas si se les llegaban a lanzar las chavas, pero ahora que hago memoria el mio no fué el caso y ahora en el trabajo pues menos.

En eso me bajé del pesero, me fijé para cruzar la calle aunque estaba vacía y sólo había tres carros parados en el semáforo, iba cruzando cuando escucho que me llaman de un carro, volteo y la chava que iba en el asiento del pasajero me dice: adiós papito. Yo no supe cómo reaccionar, sólo le dije adiós y terminé de cruzar la calle y en eso se puso el semaforo en verde y avanzaron los carros. Hasta después pude entender de que se trataba y llegué a contarle a los compañeros lo que me acababa de pasar, lógicamente ninguno me creyó y ahora soy objeto de burlas, cada que voy al baño no falta un cábula que me dice adios...