¿Y quien dice que no se puede?
Sí se pudo, sí se pudo. Como medio mundo lo suponía Ana Guevara nos salvó del escarnio, por fín podemos volver a creer en nossotros mismos, es hora de colgarnos todos del éxito, otra vez una mujer da la cara por nosostros, aunque no fue de oro sí fue de plata.
Y los clavadistas brillaron por su ausencia, todavía estoy en la oficina, por estar trabajando no he visto la carrera, pero ya supongo las entrevistas al tibio Muñoz, a Vazquez Raña y compañía colgándose la medalla.
Y aquí viene el tema de este post, el deporte es lo más alejado a nuestra vida cotidiana, en las primarias la educación física y música son las materias que se pasan por default, (en mi caso particular estuve excento de la primer materia por estar convaleciente de una tifoidea); los burócratas de este país sólo practicamos el levantamiento de tarrro; los comerciantes informales sólo ponen su puesto y hasta les da gûeva contestarte el precio de su mercancia; más del 60% de la población vive en la pobreza extrema; pero esos sí queremos ser campeones olímpicos.
Como bien decía el burócrata Weber, los juegos olímpicos son una muestra de la acción del Estado, los deportistas y organizadores, buenos y malos, sólo se explican auspiciados por un Estado, la IP sólo interviene si hay negocio ¿quien querría patrocinar a un equipo de hand-bol?
De ahí la lógica de calificar el éxito o fracaso de una delegación en una olimpiada, es algo más que el orgullo nacional, es demostrar la eficiencia y superioridad de un Estado-Nación. Por eso no es de extrañar que los protagonistas cotidianos de las batallas comerciales, sean los mismos del medalleo olímpico (antes era la CCCP y EUA, ahora son EUA , China y países de la Comunidad)
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