martes, marzo 15, 2005

15-M

Uno de los aspectos más importantes de cualquier persona en posición de mando es la LEGITIMIDAD.

El asunto es tan importante que ha regido los debates de la filosofía política a lo largo de la historia: responder a la interrogante, ¿por qué debo obedecerte a ti y no a otro?

Si pierdes ese factor, intangible y persistente al mismo tiempo, pierdes la capacidad para dirigir a los que están subordinados a ti. Aunque apliques la fuerza o intentes tomar el control por otros medios disponibles, no importa su origen o su dinámica, si no puedes convencer a los tuyos de que eres la mejor o el mejor para estar al frente, lo siento, eres un caso perdido.

Te obedecerán en el corto plazo, pero nunca alguien te recordará cuando te hayas ido, no dejarás ninguna huella, las referencias que se hagan de tu trabajo y tu persona serán contrarias a lo que tú creías haber logrado.

Podrás ser una buena persona (o al menos parecerlo), alguien bienintencionada, harás un esfuerzo para poner tu mejor cara, para intentar ser agradable. Pero ante nosotros no cuentas con la legitimidad suficiente para estar en ese puesto que ahora ocupas y que no quieres perder.