martes, marzo 08, 2005

Buroculturosos

Algo tiene la administración pública que transforma a los servidores estatales en... culturosos.

Primero fue la Sra. Sahagún. Sus coplas, aparecidas en la revista Quién, enternecieron a varios (sobre todo por aquello de "le voy a poner tu nombre a una estrella, no sé si quiera, no sé si se pueda... Vicente") e hicieron pensar a Herralde en firmarla en exclusiva para editar un libro de poesía contemporánea en Anagrama.

Luego, la Sra. Robles también sacó la pluma del cajón y comenzó a redactar toda una serie de alegatos en los que pide, exige y suplica se le evalúe como la mujer pública --y temida-- que fue hace algunos años. Es decir, que no la juzguen por ser bonita y andar rompiendo corazones con ese par de piernotas que Dios (o bueno, la camarada naturaleza) le otorgó. Aunque, quizás, esa inclinación literaria de la ex jefa de Gobierno del D.F. se notaba desde aquella lacrimosa carta que le dedicó a su antiguo amor Ahumada, en la que había frases lapidarias como aquella de "de mi lado puros cojines buenos", o bien, de esa bonita alegoría bolerística al cerrar la misiva con el clásico "contigo a la distancia, amado mío, estoy...".

Pero como si esto no fuese suficiente, ahora el Sr. Bejarano, célebre por haber aparecido en diversos videos embolsándose la lanota del mismo argentino Ahumada, también le ha dado por la vena poética y ha publicado en la revista interna del ReNo --llamada Hábitat, nombre que es sin duda una burla para todos los internos-- una compilación de su obra.

A lo mejor no lo hace por aburrimiento o abnegación. Es probable que alguien le haya comentado la lista de los 100 mejores poetas vivos según Letras Libres y, al verse fuera, comenzara a desempolvar sus viejos cuadernos en los que depositó tanta belleza hecha palabra durante años de éxito político. Antes de que apareciera ese enviado del infierno (es decir, de la Tierra del Fuego) aficionado al escudriñamiento vouyer. Algo así como una versión Ixtacalco de Antonio Gramsci.

Por su alto valor en las letras mexicanas, aquí transcribimos algo de su --esperamos-- prolífica carrera como vate.

¡Qué cotorrón!



La Cárcel
Prof. René Bejarano
Cerraduras, duras
duraderos candados
jaula de soledades
aislamiento y silencio
hostilidad del encierro
quietud inquietante
cultivo de la angustia
ansiedad apenas contenida.
En el piso
la coladera abierta
nauseabunda cloaca
cobijas y suelo rentado
cochambre, animales rastreros
oscura zona rectangular
expuesta al polvo
húesped de mugre antigua:
es el comedor del área de ingreso.
Pocos espejos
poco que romper
pocos reflejos
que no queden testigos
de las arrugas incipientes
de las marcas hirientes
de los surcos en la frente
de las ojeras dolientes.