viernes, enero 06, 2006

Segundas partes

Esta es mi contribución de esta semana a El Guardián, no el diario inglés, pero sí el serrano...


Segundas partes

Por estos días se ha conmemorado el aniversario 12 de la irrupción del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en la vida pública de México. La madrugada del primero de enero de 1994, un puñado de indígenas ataviados con pasamontañas y armados con rifles de palo atacaron algunos ayuntamientos del sureño estado de Chiapas. Más allá de lo irreal que podría ser el objetivo de vencer en combate a las fuerzas del orden establecido, su misión se cumplió a cabalidad: instalar el tema indígena en la agenda pública nacional. Un aspecto muy importante, sobre todo si se considera que tuvo lugar el mismo día en que México debía instalarse –después de pagar innumerables derechos de piso—en la antesala del primer mundo. A partir de ahí los ciudadanos se percataron que dentro de su propio país había indígenas, que eran muy pobres y que, como ellos mismos afirmaron, preferían “morir de pie que vivir de rodillas”.

Este movimiento aumentó en intensidad hasta provocar manifestaciones callejeras multitudinarias, la designación de comisionados especiales para negociar la paz y la atracción de las miradas de la opinión pública internacional. A partir de la segunda mitad de la década de 1990 abordar el tema de los pueblos indios fue recurrente y políticamente correcto, aunque en la mayor parte de los casos sólo se habló de los indígenas chiapanecos. La cresta de la ola ocurrió con la aceptación por parte de los representantes del EZLN de los Acuerdos de San Andrés Larráinzar, los cuales cumplían –en parte—sus aspiraciones y deseos de reconocimiento y autonomía.

Sin embargo, estos multicitados y desconocidos Acuerdos no se reflejaron en la realidad. Por ello, en el año 2001 el líder de facto del EZLN, Rafael Sebastián Guillén, también conocido como “Marcos”, decidió montar una larga travesía por diversos estados del país con el fin de motivar el debate público respecto al tema. La estrategia tuvo éxito, entre otros factores, por el morbo de ver de cerca a estos peculiares guerrilleros, por el temor de un ataque al contingente y por el espectáculo en sí mismo que representó la caravana, una especie de Tropa Loca y Avándaro on the road de manera simultánea. A su regreso a la selva, una mezcla de ostracismo y abulia se apoderaron de los ánimos neo zapatistas hasta fechas recientes.

Ahora, en la víspera de las primeras presidenciales en las que el PRI no es gobierno, el EZLN ha querido recuperar un poco el protagonismo político. El método elegido ha sido una versión revisitada de aquel zapatour, por lo que ha decidido zarpar de nuevo en un recorrido mediático-carretero que motive a la opinión pública a reflexionar el sentido de su voto en los comicios de julio. Sin embargo, como afirma el viejo adagio, segundas partes nunca fueron buenas.

Guillén ha cambiado de manera radical sus preferencias. Si antes el EZLN fue vinculado con las opciones de izquierda en el país, ahora no sólo ha renegado del PRD (lo más cercano a dicha ideología en México), sino que ha desconocido y vilipendiado a todos los partidos y los políticos disponibles. Algo muy parecido a lo que en Argentina se vivió con la sentencia ¡que se vayan todos! durante los días que siguieron a la salida del ex presidente Fernando de la Rúa. Así, un día afirma que “el PRI está compuesto por puros ladrones, asesinos y mentirosos, todos, desde Roberto Madrazo hasta el último que está abajo organizando a la gente”, y al siguiente que “el problema con Andrés Manuel López Obrador es falso, él no es de izquierda y lo ha dicho mucha veces”.

De acuerdo. La política es una de las actividades más desprestigiadas en el país y los partidos compiten ferozmente con los diputados y los policías por quedarse con los últimos puestos de las simpatías populares. Pero, ¿qué ofrece el EZLN a cambio? Es decir, ¿cuál es la otra propuesta que podría generar la otra campaña?

Según el propio dirigente mestizo del movimiento indígena, La Otra Campaña se dividirá en dos fases: un recorrido de seis meses por el país y, posteriormente, el envío de delegados indígenas a las ciudades en donde haya tenido éxito la gira. La idea es integrar una sola fuerza política. El EZLN ha anunciado que trabaja en la integración de la Conferencia de Partidos Anticapitalistas (COPAI) que aglutinaría a grupos como la Liga de Unidad Socialista, la Corriente Universitaria en Lucha, el Movimiento al Socialismo y el Partido Popular Socialista.

A primera vista parece una contradicción este objetivo: formar una fuerza política cuando se critica acremente a las otras fuerzas políticas. No me gusta el juego, pero quiero estar dentro. Es cierto que la versión actual del PRD cada vez está más lejos de aquello que se formó en 1989. Sin embargo, el asunto va más allá de adueñarse de la denominación de origen del concepto “izquierda”, sino de cuestionar las reglas institucionales con las que, a trancas y barrancas, hemos decidido que se desarrolle la vida política en el país. Afortunada o desafortunadamente, el modo más tangible para participar en política hasta nuestros días es, precisamente, a través de los partidos.

Resulta extraño que, cuando la izquierda mexicana posee las más grandes posibilidades en toda su historia de obtener el triunfo electoral en las presidenciales, un grupo que se había vinculado con este sector lo ataque de manera pública e insistente. Llama la atención el halo intocable y semi divino desde el cual Marcos y los suyos critican a todo y a todos. Si en enero de 1994 le declaraban la guerra al “supremo gobierno”, si luego de la derrota del PRI desconfiaron del gobierno electo en las urnas, ahora, en la víspera de una posible victoria del PRD, le dan la espalda a su candidato aún sin haberle otorgado el más mínimo beneficio de la duda. Entonces, ¿quién podrá gobernarnos?

La opción de que la propia sociedad civil sea quien tome las riendas de la administración pública ha sido señalada como el camino a seguir. Sin embargo, como ha mencionado Giovanni Sartori, esto también es riesgoso. El voluntarismo no puede sustituir, en última instancia, a la preparación y la experiencia. ¿Usted dejaría que le opere un ciudadano común?, pregunta el profesor universitario en el libro La sociedad teledirigida.

¿Veremos algún día a Sebastián Guillén en las boletas electorales? ¿Lo hará a bordo de Lucero o de Contraluz?

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

¿es sombraluz? o me equivoco

enero 06, 2006 6:43 p.m.  
Blogger Los Burócratas del Ritmo said...

Mmmmm, creo que sí, tienes razón. Bueno, pero para el caso es (casi) lo mismo: el guerrillero en su faceta de pizzero...

enero 07, 2006 7:47 p.m.  

Publicar un comentario

2 comentarios

<< Home