miércoles, febrero 21, 2007

Master sessions

La clase de ayer estuvo movida. Weber es un tema que me gusta y la lectura que analizamos ya la he abordado en varias ocasiones, al menos una en licenciatura y otra en maestría, así que había bastante tela de dónde cortar. Los estudiantes son deshinibidos, aunque ya voy detectando a los flojos, a los que les da pena dar sus opiniones, a los que sólo están ahí para pasar el rato. Claro, también a los pequeños líderes grupales. Y a los resentidos con la humanidad. Vaya. Tenía una idea de lo que iba a encontrar desde este lado del salón, es decir desde el lugar del profesor, pero por lo que pinta en las primeras tres sesiones es mucho más de lo que he llegado a imaginar.

Por lo pronto, caminando anoche por los pasillos de la Universidad con mi colega S., el cual también es profesor y con quien compartí aulas allá a principios de la década de 1990, sentí esa diferencia de papeles: ahora tenemos el aura de maestros: los estudiantes nos ven pasar y se percibe ese ambiente que mezcla respeto, diferencia y cuchicheos. Unos jóvenes maestros duros e implacables. Ja.

Mis alumnos me hablan de usted porque yo les hablo de usted. No les di ninguna indicación al respecto, sólo que me surgió de manera natural dirigirme a ellos de esa manera. Creo que ha tenido un efecto reflejo: les hablo así, me hablan así.

Ayer una coleguita que acaba de integrarse al grupo me preguntó al final de la sesión si era "político" (el tema de la clase fue la política como vocación). Le respondí que no, que era funcionario público. Pero ella murmuró algo así como que era más lo primero. Mira. Yo más bien siempre me he identificado con la burocracia, aquella que el mismo Weber afirmaba que no debe intervenir en las lides políticas.

Ha sido una experiencia bastante interesante esta de dar clases.

Seguiremos informando.