viernes, junio 29, 2007

El post del viernes

Toda una tradición de la familia burocrática...

Hoy no ha sido un casual friday (el tema que el domingo abordarán en ese programa de altos niveles de audiencia que se llama La Hora Nacional). Hoy fue como un día normal. ¿El motivo? La reunión a la que convocamos para el asunto del Informe. Entonces, hubo que venir trajeado y toda la cosa. Bah.

No hay muchas cosas que contar. Viernes. Lluvia. Quincena. Bolívar en reparación. Mezclado todo esto genera el caos. Está bien. Hace falta algo que haga sacudir las almas en este fin de ciclo, el viejo tema de morir para vivir del que hablan varias canciones católicas. Viernes de resurrección, sábado de gloria, domingo de pasión. Así es esto.

Entonces, mientras la vida pasa, aquí estamos. Hoy sí me dieron ganas de ir a por una cerveza después de la oficina. Algo así como, "con la satisfacción del trabajo cumplido... un premio". Además, uno sale, camina por la calle y lo que se encuentra es a la juventud cotorrona capitalina instalada ya con verdadero ahínco en bares, cantinas y lugares de esparcimiento alcohólico. Todos felices y contentos, metiendo monedas en la máquina de la música y pidiendo cubetas y cubetas de chelas a discreción.

Pienso en esto y recuerdo al gran Luis Buñuel. El español decía que si se le apareciera el diablo para ofrecerle algún tipo de beneficio a cambio de su alma, lo que le pediría no tendría nada que ver con recuperar su virilidad y tal. No. Lo que el maestro le pediría al devil, de acuerdo con sus propias palabras, sería "que le fortaleciera los pulmones y el hígado".

Buñuel, hombre sabio de todos los tiempos.

Fin.