jueves, junio 28, 2007

La Contra

DR. PERE JOAN CARDONA · INVENTOR DE LA VACUNA RUTI Y NOVELISTA
"En ciencia, si no eres ´fashion´ nadie te financia"
IMA SANCHÍS

40 años. Nací en Manresa y vivo en Barcelona. Estoy casado y tengo 3 hijos. Jefe de la unidad de tuberculosis experimental del hospital Germans Trias i Pujol. Los políticos hacen una gran labor. La religión católica me parece la mejor porque cuenta con las debilidades humanas, pero soy ateo. He inventado la vacuna contra la tuberculosis

- ¿La tuberculosis mata a una persona cada quince segundos?

- Sí.

- ¿Seguro?

- Sí, seguro. Es el patógeno más agresivo que existe debido a que ha coevolucionado con el hombre durante tres millones de años.

- Entonces, el patógeno nos conoce bien.

- Sí, conoce nuestras debilidades humanas perfectamente. Es un microorganismo fascinante. Su mejor propiedad es que es lento, y, como el humano es impaciente, lo deja estar y él va haciendo; y pasa desapercibido.

- ¿Cuál es la sintomatología?

- Tos seca que dura cierto tiempo, muy sutil y difícil de diagnosticar, así que se va pasando de unos a otros.

- Entiendo su fascinación.

- En la presentación de mi tesis, que versaba sobre diagnóstico de la tuberculosis, caí en la cuenta de que el bacilo se escapaba.

- Además de traidor, cobarde.

- Hasta entonces, la lesión que se generaba con la infección nos hacía pensar que el bacilo se quedaba allí atrapado; yo detecté que se escapa camuflado entre la basura del granuloma; los mismos macrófagos se los llevan para tirarlos como un mueble viejo.

- Doctor, ¿me está vacilando?

- Los macrófagos son las células blancas del pulmón, el sistema defensivo: se dedican a limpiar toda la porquería que respiramos.

- ¿Y le tomaron en serio sus colegas?

- Tuvimos que crear un laboratorio. Pepe Martínez, perfumista, tiene una empresa de tecnología que financia ideas de diferentes grupos. Mi mujer, que es química, le vendió la idea. Luego abandonó su trabajo y se convirtió en mi becaria, je, je. La vacuna la hemos desarrollado los dos.

- Lo suponía.

- La ciencia es creación pura.

- También lo suponía.

- Lo más importante del método científico es la hipótesis, y la hipótesis ¿de dónde sale? Lo esencial es la idea, sin ella no hay nada; lo arduo es demostrar la hipótesis y seguir el desarrollo de un producto.

- ¿Fue todo bien?

- Se acabó el dinero, el perfumista prácticamente se arruinó: tuvo que hipotecar su casa. Salimos a buscar más dinero, capital riesgo, y montamos la farmacéutica.

- ¿Y no es más sensato buscar una farmacéutica que hacer una farmacéutica?

- Las farmacéuticas tienen sus líneas de productos y no cogen proyectos de fuera. Además, era una idea de Barcelona y no de Oxford, lo que se sumaba al alto riesgo.

- ¿Recogió al perfumista por el camino?

- Por supuesto, él dice que es nuestro ángel de la guarda.

- ¿Usted por qué tenía tan claro que podía funcionar su vacuna?

- Años atrás se intentaron cosas similares, pero hubo un cambio de la moda de cómo ver el funcionamiento de la tuberculosis.

- ¿Un cambio de la moda?

- Sí, sí, en ciencia va todo a modas, esto es fashion o esto no es fashion. Si quieres dinero, u ofreces algo fashion o te quedas sin un duro. A partir de los años 70 se ha creído que sólo las vacunas vivas podían crear inmunidad contra la infección tuberculosa.

-... Y su hipótesis es con vacuna muerta.

- Sí, y eso no era nada fashion. Pero, bueno, en la ciencia como en todo hay revivals y las modas van y vienen. ¿Sorprendida?

- Atónita.

- Yo creo que en ciencia todo sirve y, normalmente, nada sale como pensabas que saldría. Mi tesis abre con una cita de Miquel de Palol: "Sospecha si todo sale bien".

- Veo que le cuesta decepcionarse a sí mismo.

- Sueles obtener resultados que no esperas, ¡pero siempre se aprende alguna cosa! Es influencia de mi madre, que era una gran lectora de novela negra y me contagió. Mi única novela publicada, Idrisa, em dic Idrisa - premio Pere Calders 1998-, mezcla mis dos pasiones, la novela negra y el mundo científico. Y de paso explica cómo era la sociedad y sus tensiones en EE. UU. en 1994.

- Usted estaba allí, preparando su tesis.

- Sí, y debo decirle que cada vez nos parecemos más a ellos. El final de la novela, agridulce, juega mucho con esa inocencia americana tan sorprendente, por lo menos viniendo de un país latino. ¿Sabe lo que creo?

- ¿Qué?

- Que separar letras y ciencias es fatal. Un buen científico ha de ser un buen narrador, ha de vender bien sus experimentos. La labor del científico ha de ser pedagógica.

- Da la impresión de que la ciencia se está abriendo, distintas disciplinas se comunican.

- El concepto de disciplina cerrada se da aquí; pero en EE. UU. ves un filósofo convertido en biólogo molecular y profesor en Harvard, o pedagogos de escuela que piden una excedencia para estudiar la fiebre amarilla. Allí se prima la dispersión, por algo Estados Unidos es el gran absorbedor de ideas.

- ¿Y las ideas requieren asociaciones extrañas?

- Sí. Yo por ejemplo trabajaba con un geólogo, extractor de petróleo, reconvertido.

- ¿Alguna vez se ha asustado de sí mismo?

- Acabamos de presentar los primeros resultados de la inoculación de la vacuna en voluntarios sanos.

- Eso es trascendental.

-... Cuando vi la aguja que iba a pinchar aquel brazo, me pasó todo el desarrollo de la vacuna por la cabeza. Es un momento bastante especial en el que no puedes evitar decirte: "Supongo que no habré hecho nada mal"...


MEJOR SUMAR

No hace asco a las metáforas más sorprendentes y tiene un peculiar sentido del humor, el necesario para luchar contra viento y marea por lo que cree y para decir verdades sobre la comunidad científica como lo haría un niño travieso. Es el inventor de la primera vacuna terapéutica contra la infección de la tuberculosis latente y acaba de presentar los primeros resultados del ensayo en humanos, un hito para la ciencia. Para poder desarrollarla tuvo que impulsar la creación de un laboratorio, Archivel Farma, y como pueden imaginar tuvo que luchar contra "maneras de hacer", "modas de la ciencia", las llama él. Dice que la ciencia son ideas y por tanto todas son bienvenidas; es más: es necesario que se oxigene con otras artes. Al doctor Cardona le gusta sumar y rechaza limitar.