Regular día
El culebrón del libro perdido se ha resuelto: hoy he regresado al corredor de Balderas --soy bastante obsesivo con algunas cuestiones-- y he encontrado al tipo que me lo ha vendido. Resultado: he recuperado mi ejemplar, aunque no mi separador. Sin embargo, una buena noticia al fin.
Ahora que escribo esto hay como una euforia entre la población por el sorpresivo triunfo del equipo de fútbol de este país frente a su contraparte brasilera. Dos buenos goles. Un poco de suerte, claro. Ya lo dicen los viejos de la comarca: una golondrina no hace verano. Así que, ni tanto que queme al santo ni tanto que no lo alumbre (este buroblog se metamorfosea en el blog de la sabiduría popular acuñada en frases célebres). Espero que mañana lo que prevalezca sea la mesura respecto a este equipo y, sobre todo, ante el técnico.
Y, bueno, como a veces lo que hay son coincidencias, en este preciso instante mi mujer vuela rumbo a la tierra de los perdedores, es decir a Río de Janeiro, Brasil. Espero que mañana lo que prevalezca sea la mesura respecto a aquel equipo y, sobre todo, ante los mexicanos que se encuentren allá.
Por cierto, como tuve que esperar a que el granizo cediera un poco en mi recorrido por Balderas, aproveché para comprarme un buen disco que se llama From Paris with love de los Skatalites. Recomendación.
Ahora sí, fin.
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