jueves, enero 10, 2008

La pista de hielo

No conocía la famosa pista de hielo que el gobierno de la ciudad montó en pleno Zócalo. Anoche, caminando por el rumbo, fui a una de sus gradas para ver de qué iba el asunto.

Nuestra plaza mayor es una mega verbena en este momento. No sólo está la superficie blanca destinada para patinar, sino que alrededor de ella hay cualquier cantidad de negocios que, imagino, sostienen la inversión hecha para que el DF tenga la “pista de hielo más grande del mundo”. También hay accesos para subir a las gradas, una grúa, muchas lonas y una buena concurrencia de capitalinos.

Lo primero que vi anoche fue a varias personas ataviadas con camisetas blancas y bufandas rojas tomadas por la cintura en las orillas de la pista. Después salieron unos animadores con pinta más bien burguesa, los cuales contrastaban con los muy mexicanos polipatinetos que hacían sus piruetas al tiempo que cuidaban el orden (según, claro). En el sonido local se anunciaba que estaban a punto de buscar romper un récord, pero como en el Zócalo eso es cosa de todos los días no esperé mucho del asunto.

La hilera comenzó a avanzar y, de acuerdo a los cálculos de los animadores, la cadena permaneció casi tres minutos, lo cual era suficiente para ingresar en la nueva edición de los récords de la cerveza irlandesa. Muy bien. Luego, ya todos liberados, muchos demostraron sus dotes adquiridas en la patinada. También había por ahí varias chicas con sus falditas cortas, tal y como imagino que lo han visto en los programas de ESPN sobre patinaje artístico. Algunos lo hacían de reversa y otros sacaban hielo de la pista. Pienso en los juegos olímpicos de invierno futuros y en algún mexicanito dando maromas al tú por tú con los noruegos y los rusos, y cuando lo entrevisten por su último –pero digno—último lugar diga, bueno, a mí me nació el gusanito de los deportes de invierno allá en 2007, cuando el ex presidente de México, Marcelo Luis Ebrard Casaubón, inauguró la primera de las casi mil pistas de hielo que actualmente tenemos en el país.

El taxista que me tocó hoy criticó la pista con la consabida cantaleta de que por qué mejor no se destinaba ese dinero a obras sociales y bla, bla, bla. Digo, eso está bien y es válido, pero ya es un lugar común del tamaño de la propia pista andar criticando la cosa con esos argumentos. Lo que es un hecho es que ha sido un éxito, quizás más que las playas, algo que ya tenemos en el país de tiempo completo. Ahora la pregunta es, ¿qué seguirá?, ¿traer un parque temático tipo Jurassic Park (Your ass is parked) o montar el hogar de Mickey y sus colegas en el Bosque de Tlalpan? No lo sabemos.

Lo que sí sabemos es que Marcelo Luis nos demuestra que sabe comportarse como los alcaldes modernos: no importa cómo o por qué, el punto es estar siempre en la picota con sus actos, inauguraciones y declaraciones.

Por mi parte, si pone en orden al gremio microbusero de la ciudad, puede contar con mi voto para 2012.

1 Comments:

Blogger Tarzan said...

Y ahi publicaron mis fotos! jajaja!!
Perdon colega.. no me repongo del impacto!!
Un abrazo!!

enero 11, 2008 9:02 a.m.  

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1 comentarios

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