martes, agosto 05, 2008

La muerte nos persigue, no hay duda...

A la lamentable muerte de Alejandro Aura y la de Victor Hugo Rascón Banda, ayer nos enteramos de la muerte de otro escritor. He de decir que no he leído ninguna obra completa de mis connacionales citados, en cambio así como de otros autores rusos como Goloblev y Chejov, de Solzhenitsyn recuerdo con melancolía mis años en la prepa 6 y mis lecturas del "Archipielago Gulag", cuando todavía se discutía e ideologizaba si eran ciertas o no las barbaridades del régimen soviético, algunos decían que eran mentiras auspiciadas por la propaganda capitalista, otros decían que era verdad y el escritor sólo daba cuenta de las atrocidades del comunismo. En esa época y con esas cabilaciones se definía mi carácter escéptico, me decía: sin duda esto no es inventado y si todo es cierto este régimen caerá (lo sorprendente es que no lo había hecho pues los gulags no se distanciaban mucho de los campos de concentración nazis), pero tampoco era como para los baños de pureza de los occidentales como si ellos no fueran capaces de eso o más.
En este caso creo que la muerte es circunstancial, es decir y no porque fuese premio Nóbel -lo cual no es garantía de que sea bueno- su obra ya ocupa un lugar en la historia de la literatura mundial, nos guste o no. Voy a releer otra vez "Un día en la vida de Ivan Denisovich", en una época muy distinta a esos distantes años.

Muere el escritor Alexander Solzhenitsyn
AP
El Universal
MOSCU
Domingo 03 de agosto de 2008

Fue ganador del premio Nobel de Literatura; tenía 89 años y murió a causa de un problema cardiaco

El escritor Alexander Solzhenitsyn, autor de las crónicas de los horrores del gulag soviético y ganador del premio Nobel de Literatura, falleció a los 89 años de un problema cardiaco, indicó su hijo.
Stepan Solzhenitsyn le confirmó a The Associated Press que su padre murió el domingo por la noche a consecuencia de una falla en el corazón, pero no quiso hacer más comentarios.
Las descripciones que hizo el escritor de las torturas y supervivencia en los campos de concentración de la Unión Soviética sacudieron a sus compatriotas, cuya historia secreta dejó al descubierto. Eso le granjeó 20 años de amargo exilio pero el reconocimiento internacional.
Y sus crónicas probablemente inspiraron a millones de personas, al mostrar que el valor e integridad de una persona podía, a fin de cuentas, derrotar a la maquinaria totalitaria de un imperio.