jueves, agosto 21, 2008

Marc Pastor, policía científico

"Las autopsias no son tan repelentes como en ´CSI´".

VÍCTOR-M. AMELA

Tengo 30 años. Nací y vivo en Barcelona. Soy diplomado en Criminología y policía científico en los Mossos d´Esquadra. Vivo con mi pareja de hecho, sin hijos. ¿Política? Estoy en una fase de desgana. Soy ateo, pero espiritual. Recojo muestras de huellas, hago retratos robot...

¿Es usted un Grishom catalán?

Grishom sólo investiga asesinatos. ¡Qué distorsión! Nuestra realidad como policía criminal es otra: los asesinatos son un porcentaje pequeño entre los robos en bares o pisos, los atracos, las agresiones, las violaciones… ¡Esta es la vida real, la que me toca!

¿En qué consiste su trabajo?

Tomo muestras de huellas dactilares en el lugar del delito, fotografío pruebas, grabo en vídeo la entrada policial en registros y detenciones, hablo con víctimas de robos o agresiones y con los datos que me facilitan dibujo el retrato robot del sospechoso...

¿Y asiste a autopsias?

Sí, para tomar fotografías, imágenes útiles para la investigación de una muerte.

¿Hace lo que vemos en la serie CSI?

La analítica de una muestra de ADN necesita semanas, ¡no 45 minutos!: la serie CSI es simplona y monótona, ahí falta vitalidad y emoción, es un diseño de laboratorio.

¿En qué le parece poco verosímil?

Siempre trabajan en penumbra: ¿por qué? ¡Nosotros siempre aplicamos mucha luz! En las autopsias, desde luego. Y en vivo no resultan tan repelentes como en la tele.

¿No?

No, porque cada uno está haciendo lo suyo: uno extrae unos tejidos, otro hierve unos huesos para desprender la carne, otro toma una muestra de sangre, o de piel si es un quemado, o de la garganta si es un ahorcado, y yo fotografío...

Van a lo suyo, sin morbo.

Pero me hizo gracia una escena de CSI en la que, durante una autopsia, salta una rata de dentro del cuerpo...

¿Le hizo gracia por insólita?

¡No, no, por verídica!: nos sucedió eso el otro día con un cadáver ya apergaminado, cuyo tórax albergaba un nido de ratones.

Esto suyo ¿es vocacional?

Mi vocación era escribir. Pero no pude entrar en Periodismo, y opté por diplomarme en Criminología. Ahí conocí a mossos que me animaron a entrar en el cuerpo. Entré a los 20 años... y me ha ido gustando.

¿Qué es lo mejor de su trabajo?

Tratar con la víctima y serle útil. Es gratificante constatar que lo que haces sirve para resolver un caso y satisfacer a la víctima.

Cuénteme un caso.

Me conmueven los casos de violación: converso con la víctima para acceder a los rasgos del agresor almacenados en su memoria... Con ellos voy dibujando el rostro, y en cierto momento la víctima rompe a llorar...

¿Ha reconocido a su agresor dibujado?

Sí. Es un momento ambivalente: sientes a la vez pena por ella y alegría por avanzar hacia la identificación de su agresor... Eso la ayuda a superar su trauma, y me gratifica.

¿No puede un ordenador hacer ese retrato robot?

Sí, pero nunca será tan preciso como hecho por un especialista. Yo sé, por ejemplo, que en una agresión siempre ves los ojos del agresor más grandes de lo que son, y corrijo esa percepción en el dibujo que hago...

Interesante.

Lo único que no olvidamos nunca de un agresor son sus ojos. Y no me refiero a su forma, tamaño o color, sino a una emoción asociada: "tenía mirada penetrante", me dicen, o "tenía mirada de tiburón"... ¡Y debo acertar a dibujar eso!

Además de dibujar, usted escribe.

He realizado mi primigenia vocación de escritor: he narrado la historia de Enriqueta Martí, la vampira del carrer Ponent.

¿Vampira?

Secuestraba niños de la calle, los abría en canal en su piso (en el actual Raval), y con su sangre y grasa elaboraba ungüentos, que le compraban ricos de la Bonanova.

¿Con qué fin se los compraban?

Como remedios para sus enfermedades. Ella había sido prostituta, herboristera, alcahueta de menores... hasta que descubrió que era más rentable convertirlos en pomada. Y emparedaba los restos en su casa.

¿Qué le atrae más de esta historia?

Que refleja una Barcelona tenebrosa, gótica, siniestra, oscura... Y si Londres tiene a su Jack el Destripador,toda una superstar,¿por qué no explotar nosotros a este personaje? ¡También tenemos derecho!

¿Cómo acabó esta mujer?

Tras diez años secuestrando niños que nadie echaba en falta, secuestró a una niña de una familia del barrio. ¡Error!: una vecina la vio a través del balcón. Y la detuvieron. Pero las autoridades taparon el caso.

¿Por qué hicieron eso?

Era 1912, la Setmana Tràgica estaba reciente, y las tensiones sociales eran un polvorín. ¡Este escándalo podía agravarlas!

¿Sufrió condena la vampira?

En la cárcel se pierde su pista. Una hipótesis dice que la lincharon las presas. Otra, que la eliminó un asesino a sueldo de alguno de sus ricos clientes, para protegerse.

Una historia muy novelesca...

Yo veo aquella Barcelona como un western,con sus pistoleros, casinos, caballos, prostíbulos, calles sin asfaltar...

¿Y policías?

No hubo investigación. Invento en la novela a un policía con los medios de la época.

¿Existe el crimen perfecto?

Si existe, no sabemos que existe. Si no llegan a ver a esa niña en su balcón, jamás hubiéramos sabido de los crímenes de Enriqueta. Hoy sólo sabríamos que en esa época desaparecían niños en Barcelona...

1 Comments:

Blogger Efrén said...

No es esa una hamburguesa de McDonald's?

agosto 21, 2008 7:30 p.m.  

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1 comentarios

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