viernes, septiembre 19, 2008

Septiembre 19

Este día también es significativo para esta bitácora por los aniversarios que encierra. Y no me refiero sólo al seísmo que sacudió a la ciudad hace exactamente 23 años. No. También tiene una carga emocional personal bastante fuerte.

Hace 15 años llegué a radicar de manera permanente a la Ciudad de México. Aún recuerdo esa tarde de domingo nublada en la que arribé con mi maleta cargada de ilusiones, como dirían los sensibleros. Con 17 años a cuestas era el momento exacto para afrontar el futuro inmediato dejando atrás al pueblo, a mi casa, a la novia en turno, a los colegas. 15 años ya de eso. Veo hacia atrás y reafirmo que ha sido la decisión correcta. ¿Qué haría en el pueblo poblano un miércoles de 2008 a las 15.00 horas? Con todo, esta ciudad es a la que pertenezco y a la que me une un vínculo más allá de lo pragmático. Además, la Universidad Nacional también ha estado presente en todos estos años de una manera u otra. Tanto, que ahora mismo estoy cobijado por ella. Así que, por un lado, los 19 de septiembre también implican una fecha de refundación.

Pero también un 19 de septiembre fue el momento en que me dirigí en compañía de mis padres a realizar ese acto protocolario que denominan "pedir a la novia". En efecto, hace cuatro años nos trasladamos a Puebla a plantar cara a otra especie de destino. El saldo: jugamos de visitantes y sacamos un buen resultado.

Y, bueno, el recuerdo del temblor también se une a esta fecha de manera inevitable. En mi caso la imagen que me viene a la cabeza es la de estar sentado en el comedor de mi casa desayunando al lado de mi madre, al tiempo en que mirábamos por el televisor la clásica e imborrable escena de Lourdes Guerrero pidiendo calma a los espectadores en el noticiario Hoy Mismo. Una calma ficticia porque todo se movía en el plató y, segundos después, la pantalla entera se iba a negros presagiando el terror. Después, los rumores y las preocupaciones por todos lados, sobre todo en aquellos que teníamos familiares viviendo en la ciudad que, para esas horas, ya mostraba los primeros signos de devastación.

En fin. Son fuertes estos días de septiembre por varias razones.

Hace unos minutos he leído en los diarios en línea que varios miles de personas han participado en los simulacros de evacuación en los edificios del DF. Aquí en la Universidad se supone que también haríamos algo así, pero a última hora todo se canceló. Bueno, no me extraña. Por estos rumbos hay algunas cosas que siguen bastante pretéritas y arcaicas.

Por lo pronto, hoy es un viernes que llega prematuro puesto que apenas antier era lunes.

Salud y buenaventura.