lunes, noviembre 24, 2008

Recta final

Ya se otea en el horizonte la tierra prometida: el jueves 11 de diciembre de 2008.

Ese día será el último laboral dentro de esta oficina pública y autónoma. El jueves 11 porque el viernes es 12 de diciembre y por estos lares sí se respetan los usos y costumbres nacionales, aunque se trate de una institución laica y científica (en el día de la Virgen de Guadalupe no se viene a trabajar). Bueno.

Sin embargo, lo que he comprobado por aquí es que, cuando más cerca estás de la gloria y del solaz, más negro se pone el panorama: reuniones, juntas, informes, estrés, locura e hipocresía campean por todo el campus. Ya lo verán en mis próximos reportes.

Ah, y otra cosa que me jode de sobremanera de estas fechas previas a salir de vacaciones: la innumerable serie de citas para dizque brindar, para dizque departir, para dizque despedir de manera cordial un año más. Las clásicas, típicas e infumables comidas, desayunos, cenas o lo que sea de fin de año. Por acá ya se vislumbran algunas, lo cual , para ser sincero, me dan una extremada flojera. Espero que aquí no salgan con que también son fanáticos de los intercambios de regalos y de los amigos secretos.

Digo, a mí me gusta departir con mis colegas. Pero ahí está la clave: digo y afirmo y compruebo que me gusta departir CON MIS COLEGAS. Y, por lo general, en los centros de trabajo uno casi no tiene --o de plano no tiene-- COLEGAS (uso la palabra como sinónimo de amigo). En las oficinas hay lo que suele llamarse "compañero de trabajo", "cuate de la chamba", "vecino de cubículo", entre otras denominaciones. Pero amigos, así amigos amigos amigos, pues casi no.

Esto no significa que uno no pueda conseguir verdaderos colegas en esta clase de encierros. No. Yo he hecho algunos así (¡saludos Paco!). Pero, por lo regular, y por lo que la experiencia de 10 años me ha mostrado en los fríos pasillos de la burocracia, aquí sólo hay --repito-- compañeros de trabajo, aliados temporales o, eso sí y con toda su fuerza, dotadores de puro y duro fuego amigo.

En fin.

Ya viene diciembre con toda su hipocresía, sus abrazos fingidos, son sonrisas Colgate, sus parabienes a regañadientes, sus comidas con cara de tristeza-vete-lejos y etcétera para calentar los ánimos en esta recta final de 2008, el cual, dicho sea de paso, ha sido un gran y noble año.

Adelante.