viernes, agosto 28, 2009

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Hace poco fui a uno de esos bares de la decadencia que hay en el Centro de la ciudad. Tenía bastante que no me paraba por ahí. Después de haber visitado La Perla, un tugurio que ya conocía y al que me he metido como cuatro veces, y cuyo costo de entrada me pareció excesivo, fuimos al piso en cuestión (está montado en un departamento) a mirar cómo el planeta sigue su veloz carrera de locura hacia la muerte. La idea era más bien comprar cerveza y meter monedas a la máquina de los discos. En cambio tuvimos una mini-sesión de aleccionamiento sobre el paso del tiempo y sus efectos en las capacidades físicas de las personas.

En la entrada de los aseos tomé esta instantánea como testimonio gráfico.