miércoles, julio 23, 2008

Ley de Fomento a la Lectura

Con profundo interés leo en el diario en línea que hoy el presidente mexicano ha promulgado la Ley de Fomento a la Lectura.

Eso está muy bien. Por supuesto, dudo que tenga resultados. Pero está bien. Es decir, lo de siempre: las costumbres no se van a modificar a base de decretazos o de dar vida a cualquier número de leyes que luego no hay quién las haga cumplir. Ni modo que porque hoy ya se publicó ese ordenamiento ya toda la mexicaniza haya corrido al FCE o al pasaje de Balderas a surtirse de una buena cantidad de publicaciones para cumplir ante D. Felipe y la sociedad. No me jodan.

Al mexicano no le gusta leer y punto. Bueno, hay algunos que se salen de la media, pero son los menos. Además, creo que así estamos bien. No me imagino un país lleno de culturosos que para todo tienen que sacar sus dizque argumentos y peroratas sin ton ni son. Mejor así. Unos cuantos leen y reafirman su condición ante una gran masa avezada en otros temas (por ejemplo, en echar a andar al propio país).

¿Y por qué no le gusta leer a la mayoría de los habitantes de esta región del planeta? Los propios culturosos han soltado cualquier cantidad de teorías. A mí me gusta una: la que afirma que no se lee porque el nacional no concibe una actividad en la que tenga que estar a) solo y b) quieto.

En efecto, leer implica como que desconectarte un poco de la masa social y el trajín cotidiano. Además, a menos de que seas muy hábil, también conduce a que uno esté quietecito unos momentos.

Ambas cosas son, para el común mexica, sinónimos de que a) estás enfermo, b) nadie te quiere y c) algo anda mal. Ergo, leer es para gente rara (y si al mexicano algo le jode es que lo consideren raro).

En fin. Buen intento.

Y como diría un dios huichol de los propios culturosos (Saime Jabines): los culturosos callan...