viernes, agosto 08, 2008

Viernes ocho ocho ocho

Con las notas de la banda sonora del filme Juno comienzo esta anotación.

El tema de los secuestros en el país está candente. Y no sólo porque la pena de algunos personajes públicos ha embargado a la mayoría de la población, sino porque es un fenómeno social que nos ha acompañado desde hace ya más de una década.

En efecto, recuerdo perfectamente un programa de Ricardo Rocha por la televisión en la que se daba cuenta de lo terrible de esta práctica. En el mismo dieron algunas grabaciones reales de las negociaciones que emprendían los familiares de algún secuestrado con los plagiarios. Terrible. Las amenazas contundentes, las ironías macabras, la incertidumbre feroz. Y eso, repito, ocurrió hace más de una década.

¿Qué ha sucedido desde entonces? Que el tema ha sufrido altibajos, pero que no se ha ido. Lo mismo que pasa con la pobreza, con la inseguridad, con el embate del crimen organizado, con las desigualdades sociales y con el ínfimo nivel tanto de nuestra clase política como de la propia sociedad civil.

Ahora se propone la cadena perpetua para tratar de inhibir esta práctica. Está bien, pero sucederá como todo lo que se intenta combatir a base de decretazos y golpes de timón jurídicos: muchas leyes, algunas de ellas fantásticas, pero nadie capaz de aplicarlas a la letra. Así que...

En fin.

Por lo pronto, uno de los bálsamos para soportar la hiperrealidad en los próximos días será la actuación de los nuestros en los Juegos Olímpicos que hoy han iniciado en Pekín, China. Aunque los horarios de transmisión serán criminales ahí estaremos pendientes de lo que ocurra.

A este país le hace falta madurar.