lunes, julio 31, 2006

Me toca de la glorieta de la palma a la del ángel

Creo que lo hemos perdido, como dice, con todo respeto, dudo de la democracia directa en situaciones nacionales (en estados como los actuales, imaginemos que vamos a decidir sobre el presupuesto, o si dejar o no de aplicar un plan gubernamental, o aprobar una ley, etc. Creo que para eso es la democracia, pero nos hace llegar al ridículo.

La parte conducente de la democracia lopezobradoriana se resume en el siguiente escrutinio en asamblea permanente:

...

De nueva cuenta les pido su atención, porque voy a poner a consideración de ustedes esta propuesta. Les pregunto: ¿Nos quedamos? ¿Sí o no?
(La gente contesta con un sí)
Voy a volver a preguntar de otra forma. Los que estén porque nos quedemos que levanten la mano.
(La gente levanta en alto la mano)
Bájenla.
Ahora, los que no estén de acuerdo, que levanten la mano.
(La gente no levanta su mano) Bájenla.
Abstenciones
(La gente no levanta su mano)
Nos quedamos.
Amigas y amigos, empecemos pues a organizar los campamentos. Le he pedido a algunos compañeros que coloquen lonas para protegernos de la lluvia en todo el corredor, del Zócalo hasta la Fuente de Petróleos.

domingo, julio 30, 2006

En estos días aciagos, se agradecen las opiniones centradas.


Tres presidentes
Jorge Zepeda Patterson
30 de julio de 2006

A lo largo de la semana, Vicente Fox Quesada, Andrés Manuel López Obrador y Felipe Calderón Hinojosa se han proclamado presidentes de México, de manera explícita o por los hechos. Fox, a su pesar, ha tenido que seguir arrastrando la banda presidencial que le urge abandonar (Xóchitl Gálvez reconoció el jueves que la mayoría del gabinete ya se había tirado a la. hamaca). López Obrador ya nos informó en entrevista con Jorge Ramos que él era el presidente de México (habérnoslo dicho antes, para ahorrarnos los enojosos recuentos). Y Calderón ya fue ungido por la maestra, convertida en el verdadero IFE capaz de trasladar votos de un partido a otro y levantar la mano del triunfador. Pobre país, demasiados presidentes y ningún Jefe de Estado.
Aparentemente los tres han estado muy por debajo de lo que requería la situación. Fox ha hecho más por la causa de AMLO para documentar unas elecciones viciadas gracias a sus inoportunas expresiones, que las escasas pruebas que el PRD ha encontrado de boletas alteradas. Por su parte, Felipe y Andrés Manuel han hecho todo lo posible para ganar la contienda en la opinión pública y presionar a los tribunales. AMLO lo ha hecho de manera abierta y explícita; Calderón de forma taimada pero igualmente efectiva. Uno ha sacado la gente a las calles, el otro ha puesto en marcha una campaña contra el "voto por voto" y ha comenzado a recibir a las fuerzas vivas como si fuese presidente en funciones.
En el 2000, cuando Al Gore y George Bush prácticamente empataron en las elecciones, tanto el presidente Clinton como los dos candidatos evitaron pronunciarse hasta que los tribunales decidieran el resultado. En cambio los protagonistas de nuestros comicios se lanzaron a la disputa de la arena pública. ¿Por qué? ¿Acaso aquellos son mejores políticos? ¿O simplemente porque nuestras instituciones todavía son demasiado endebles para un resultado tan apretado?
Se ha cuestionado a AMLO por "sabotear" las instituciones al invocar el fraude de manera temeraria, pero los cierto es que todos han tratado de afectar las percepciones de la opinión pública, para presionar a su favor al entramado institucional. Desde luego, es AMLO quien más lejos ha llevado la impugnación, en parte porque es el que tendría mayores razones para desconfiar de las instituciones. Pero en menor medida lo han hecho todos.
Y ciertamente han tenido éxito. Las encuestas confirman que poco más de 50% de los mexicanos considera a Felipe Calderón un legítimo ganador de los comicios. Pero también informan que casi 40% cree que hubo fraude o irregularidad en el resultado. Si consideramos que las pruebas físicas aportadas por el Partido de la Revolución Democrática hasta ahora distan de ser contundentes o significativas, tendremos que asumir que la percepción de fraude se fundamenta en la duda crónica que inspira el sistema político y electoral mexicano.
Es importante reconocer este hecho, porque es la única manera de comenzar a corregirlo. Echar la culpa exclusivamente a la irresponsabilidad de nuestros políticos, como si nuestras instituciones fueran la guardia suiza del Vaticano, o considerar que ese 40%, intelectuales incluidos, es una muchedumbre ciega y manipulada por el carisma de un caudillo, puede servir para el discurso político, pero distorsiona la realidad.
Creímos que ya éramos democráticos porque en 2000 se dio un cambio espectacular de poderes. Pero exageramos sus implicaciones. Primero, porque la transición de Ernesto Zedillo a Vicente Fox es más tersa de la que sería entre Fox y AMLO. No hay que olvidar que el grupo de priístas tecnócratas que gobernaron de 1982 al 2000 (De la Madrid, Salinas y Zedillo), a diferencia de los priístas tradicionales, compartían modelo y criterios con las cúpulas de la iniciativa privada y con el PAN (la mejor muestra de ello es que el control hacendario y financiero quedó intocado). El cambio del PRI al PAN en 2000 resulta mucho menos rasposo que el del PAN al PRD en 2006. Aquél no puso a prueba las instituciones como lo ha hecho este, que representa un traspaso de poderes significativo. Por lo demás, el IFE de 2000 todavía estaba formado por ciudadanos notables y no por cuotas de partido como es el actual. Es una institución en la que tuvimos retrocesos.
Entender este contexto podría ayudar a encontrar soluciones para depurar y mejorar las leyes y las instituciones electorales al mediano plazo. Las que tenemos todavía no resisten una prueba bajo condiciones adversas. Pero también ayudaría a encontrar salidas al desaguisado en que nos encontramos en este torrencial verano.
Recurrir al "voto por voto" es la opción del menor daño. No quiero pensar lo que podría suceder con ese 40% si el TEPJF revisa unas cuantas casillas y le da el triunfo a Calderón. Sería legal, pero carecería de legitimidad para muchos mexicanos. Los panistas ya se equivocaron en el desafuero cuando creyeron que un procedimiento legal les permitiría conseguir un propósito político. La realidad social, al margen de lo institucional, les obligó a enmendar.
Asumamos que nuestras instituciones no estaban preparadas para el cuasi empate ni para las circunstancias que le precedieron (esto no significa que debamos denostarlas, sino simplemente perfeccionarlas). Hace tanto daño la actitud extrema de los que descalifican categóricamente a las instituciones, como los que las consagran como entidades abstractas por encima del bien y el mal. Asumamos que son imperfectas, pero perfectibles, y busquemos en el marco legal una salida que incorpore la realidad, la polarización social. En este momento esa salida es el "voto por voto" y el reconocimiento inapelable de lo que allí resulte. No eliminará la percepción de ilegitimidad entre los más exaltados, pero confirmará que no había gato encerrado. No es una opción ideal; es la menos mala. Sin dejar de ser legal, es la que más margen de legitimidad otorgaría al próximo presidente, cualquiera que este sea.
jzepeda52@aol.com
Economista y sociólogo

viernes, julio 28, 2006

¿Y el Congreso?

La elección presidencial ha concentrado la atención de la mayor parte de la opinión pública. La incertidumbre que se vive respecto a la calificación final de la misma por parte del Tribunal Electoral ha abonado el terreno para que, un día sí y otro también, el tema sea especular quién será el titular del Ejecutivo Federal los próximos seis años. Sin embargo, un asunto de vital importancia está ocurriendo tras bambalinas: el de la composición de las dos cámaras del Congreso mexicano.

A diferencia del proceso para elegir al próximo presidente, el conteo para determinar a los 500 diputados federales y a los 128 senadores que componen el parlamento parece no estar dando problemas. Fenómeno curioso, sin duda. Si las acusaciones sobre supuestas manipulaciones ocurridas el dos de julio resultaran verdaderas, es difícil pensar que éstas no hubieran alcanzado también a la elección de los legisladores. Es decir, si las sospechas sólo afectaran las presidenciales, estaríamos frente a un verdadero portento de eso que llaman “ataque quirúrgico”.

Los resultados obtenidos han mostrado la consolidación de una tendencia que se viene presentando desde 1997: la de la conformación de gobiernos divididos. En efecto, desde aquel año, en el cual el PRI perdió por primera ocasión la mayoría en la Cámara de Diputados, las elecciones legislativas han generado una repartición del poder al mismo tiempo equilibrada y confusa. La ciudadanía parece no querer dar un cheque en blanco a una sola organización política, pero tampoco determina con claridad a quién le otorga el timón.

De acuerdo a las cifras del IFE, en las elecciones federales para diputados el PAN obtuvo 13 millones 876.4 mil votos, frente a 12 millones 40.6 mil de la Alianza por el Bien de Todos (PRD-PT-Convergencia) y 11 millones 704.6 mil de la Alianza por México (PRI-PVEM). En el caso del Senado, las cifras fueron muy parecidas: 13 millones 896.8 mil, 12 millones 298.7 mil y 11 millones 629.7 mil, respectivamente. Lo anterior, traducido en términos de posiciones, nos da un total de 205 diputados y 52 senadores para el PAN, 160 diputados y 36 senadores para la Alianza por el Bien de Todos, y 122 diputados y 39 senadores para la Alianza por México.

En general, los pronósticos se han cumplido: volvemos a tener un gobierno dividido en el que es indispensable construir acuerdos ante la ausencia de mayorías definitivas.

Por gobierno dividido debe entenderse aquel en el que, dentro de un régimen de separación de poderes, el partido que obtuvo el Poder Ejecutivo –tanto Federal como estatales—no cuenta con el control mayoritario –al menos 50 más uno—en el Poder Legislativo.

En la conformación de esta clase de gobiernos pueden identificarse tres factores primordiales. Primero, la presencia de boletas diferentes para cada elección, lo cual es el origen del llamado “voto diferenciado”. Segundo, el dominio de temas locales en la agenda nacional, es decir cuando los ciudadanos otorgan mayor importancia a los políticos regionales que a los nacionales. Tercero, la depreciación del apoyo político al presidente, aunque este aspecto sólo se presenta en las elecciones intermedias.

El tema es importante porque, como ya hemos observado los mexicanos en los últimos años, tiene fuertes impactos en la vida política nacional. Acostumbrados como estábamos a que el Congreso sólo fuera un poder de ornato durante el régimen de partido hegemónico, la súbita relevancia que ha adquirido le ha significado afrontar nuevas responsabilidades.

Algunos politólogos ven a este tipo de gobierno como el modelo “normal” o “ideal” dentro de las democracias. Otros lo conciben como una especie de “accidente” o “pesadilla” que padece el electorado. Al final, el veredicto se establece en función de las consecuencias que generan.

Entre los aspectos negativos están la propensión a la inestabilidad y al conflicto que genera la relación entre los poderes Ejecutivo y Legislativo, acentuando la proclividad de llegar a la “parálisis gubernamental”. Algo que el presidente saliente Fox enfatizó –por ejemplo—para justificar el por qué no se obtuvieron las multicitadas reformas estructurales que el país necesita. Esto también da como resultado que la responsabilidad por los fracasos o las ineficiencias gubernamentales se diluya ante las acusaciones mutuas. Asimismo, este fenómeno suele ocasionar gobiernos de coalición no deseados ni buscados entre antagonistas políticos. Al respecto, debe recordarse la invitación del mismo presidente Fox al PRI a “cogobernar”, siendo que uno de sus lemas de campaña fue “sacar al PRI de Los Pinos”.

En contraste, el asunto también genera cosas rescatables como la existencia de una efectiva independencia entre los poderes, así como un impulso al cálculo preciso de los resultados y consecuencias de las acciones realizadas. Es probable que esta última afirmación sea la que explique el por qué siguen presentándose este tipo de votaciones en el país: el electorado evalúa el desempeño de sus legisladores y, al no estar convencido de la eficacia de alguno sobre los demás, decide volver a ponerlos a prueba en una situación de equilibrio.

No debemos perder de vista que el dos de julio no sólo se eligió al Presidente del país. También nombramos a nuestros representantes en el Congreso. Los mismos que son cruciales porque, como hemos experimentado de un tiempo a esta parte, ejercen más poder e influencia que en el pasado.

Si anteriormente un diputado federal o un senador eran intrascendentes en sus decisiones, así como personajes desconocidos para sus electores, en la actualidad el primer punto se ha modificado: los legisladores son actores clave en la gobernabilidad del país.

Desafortunadamente, el segundo aspecto sigue tan vigente como en los viejos tiempos.

miércoles, julio 26, 2006

Larga vida a Sir M. P. Jagger

Aunque mi máximo héroe se llama Keith Richards, no omito una caravana ante el gran Sir Michael Philips Jagger, quien hoy cumple sus años (63, para ser exactos).

¡Salve Mick!



Cumple Jagger 63 y suman los Rolling 249

Hace muchos años Mick Jagger declaró que preferiría morir antes de cantar 'Satisfaction' a los 40; el viernes, con sus 63 recién cumplidos la interpretará en un concierto en París

Las edades de los legendarios integrantes de la banda Rolling Stones suman este miércoles 249 años, con el aniversario número 63 de su vocalista Mick Jagger.

Con casi un cuarto de milenio cumplido, sus Satánicas Majestades cantarán el viernes en Estadio de Francia en París, cuyas 80 mil localidades ya han sido agotadas.

El concierto es parte de su paso por Europa con su gira mundial A Bigger Bang Tour.

Los dos conciertos programados inicialmente en París (el 2 y 3 de julio) fueron finalmente fusionados en uno solo a raíz del aplazamiento y reorganización de la gira, debidos a la hospitalización de Keith Richards, de 62 años de edad, que sufrió una herida en la cabeza en un accidente ocurrido en las islas Fidji en abril pasado.

"Preferiría morir antes que cantar 'Satisfaction' a los 40 años", dijo hace muchísimos años Mick Jagger. Hoy, a los 63 recién cumplidos, sigue cantando ante miles de fans de todas las edades, tan entusiastas como en los años 60.

Con 249 años sumando las edades de los cuatro, les Rolling Stones merecen sin duda el título de más viejo conjunto de rock del mundo. El batería Charlie Watts tiene 65 años, y el segundo guitarrista, Ron Wood (que sucedió en 1974 a Mick Taylor, quien a su vez reemplazó a Brian Jones, muerto en 1969 a los 27 años de edad), ha cumplido ya los 59.

Símbolos de los sixties, de vuelta de todas las drogas --Keith Richards asegura que no tuvo jamás problemas con la droga, sino solamente con la policía--, los Stones coleccionan los apodos irónicos, como "los abuelitos del rock" o "los reyes del marketing", a raíz del enorme despliegue financiero de su nueva gira mundial, la número 31 de su carrera.

Pese a todo, lo más admirable es el increíble caudal de energía que siguen volcando en los escenarios, y el hecho de que hace ya 40 años que llenan hasta los topes los estadios y las salas de concierto de todo el mundo.

Desde el inicio, el 21 de agosto pasado en Boston, Estados Unidos, de esta gigantesca gira mundial, 4.5 millones de personas han aplaudido "Sympathy for the Devil", "Jumpin' Jack flash" y otros temas grabados en la memoria colectiva. Los Stones no cantan nunca más de tres canciones de su nuevo álbum, A Bigger Bang.

Mes tras mes, los Rolling Stones actuaron en numerosos países. Entre otros, Estados Unidos, Canadá, México, Brasil, Argentina, Japón y, por vez primera, China.

En febrero pasado, dieron un histórico concierto gratuito en la playa de Copacabana de Río de Janeiro, ante más de un millón de personas.

martes, julio 25, 2006

VOTO X VOTO

Bien sabemos que la democracia no es el sistema perfecto, pero no hay otro que lo mejore. En este país cuando se intenta ser demócrata, todo se revuelve y se confunde. Ya nos sabemos si votamos por un partido, por un proyecto o por una persona, los candidatos se mueven de una a otra fuerza política y cuando los vemos claramente que son de derecha, se dicen de izquierda o centro y cuando ubicamos a un político en la izquierda, se mueve a la derecha, tal parece que su único propósito es confundirnos y lo único que provocan es mayor desconfianza en la ciudadanía.
Por ejemplo el decadente Cárdenas se presta a servirle a la administración saliente, echando por la borda años de reputación bien ganada, en aras de intereses personales. Acepta una comisión para la celebración del bicentenario de la independencia (recordemos que la anterior comisión centenaria, la de Diaz, no llegó a buen fin), para tener foro político y de paso expone a una izquierda dividida, en el peor momento.
Si este pueblo un día nos da un susto, no será por las ocurrencias de una u otra persona, ni porque se deje alebestrar o engañar. Cuando verdaderamente el sentimiento generalizado de desconfianza acreciente, estaremos en las mismas condiciones que dieron lugar a grandes movimientos populares en Argentina, Brasil, Venezuela -sólo para mencionar países latinoamericanos con cambios recientes y para no mencionar a Ucrania, Haití, Indonesia.
En este escenario, el actual presidente no ayuda en mucho, ya quisieramos que entregue la banda, en lugar de ayudar estorba, por ejemplo, hoy de presidencia surgió el comentario de que es absurdo el escenario de un presidente interino, al respecto, sólo unas precisiones:
  1. Lo desafortunado del comentario se desprende de que lo hace en el peor momento, cuando más se rumora que el Tribunal Electoral podría no emitir su calificación de elección válida (en este caso no se anula, porque la declaratoria de validez recae en el propio tribunal, quien califica la elección, al contrario del resto de las elecciones).
  2. Da la impresión de una presidencia entrometida en asuntos electorales, cuando no tiene la menor injerencia, y lo peor son los desmentidos.
  3. Ya anteriormente, en su gira por Europa, dijo que en septiembre tendríamos presidente electo, dando por dado el triunfo de Calderón. Al día siguiente, en respuesta, se filtró la información de que el Tribunal abriría los paquetes.
  4. No ayuda a nadie esas declaraciones del presidente, ni siquiera al candidato de su partido.
  5. Por último, si no se ha dado cuenta, llevamos ya 5 años y medio de presidencia interina, o encargado de despacho, con su ausencia como jefe de Estado y sus deficiencias de gobierno.

sábado, julio 22, 2006

Momentos de reflexión mientras afuera llueve

Chale, ni modo, qué mal título...

a) Eso de que México se regodeé de que va "arriba" en el medallero de los Juegos del Caribe se me hace bien, bien, bien chafa. Es decir, qué barato. ¿Cómo no va a estar arriba si está compitiendo --bueno, es un decir-- contra los países --otro decir-- de la región. El único que le podría dar batalla es Cuba. "México arrasó en tiro con arco", dicen los diarios. Bah. Cuando suceda eso en unos Panamericanos (ya no pido Olímpicos) entonces sí, venga, bravo. Pero, ante los vecinos del barrio, ¿qué mérito puede tener? Y luego, para acabarla de amolar, la selección de Chucho Ramírez pierde con... ¡Venezuela! Por todos los Santos...

b) Se supone que el próximo sábado iré a la boda de uno de mis colegas más cercanos. Bueno, no se supone, ahí estaré. El punto es que no he recibido la invitación formal. Es decir, ya nos avisó por correo y en persona, pero nada por la vía tradicional. ¿Cómo debo interpretar este hecho? ¿Confianza? ¿Abuso de confianza? ¿Déficit de confianza? Se supone que será una boda "maratónica" o, como dicen los protagonistas, "hasta morir". Esto debe interpretarse como una donde habrá meseros sirviendo consomé para los prematuramente resacosos a las 10.00 horas del día siguiente. Mmmm. Eso está por verse. Bueno, claro, si me dejan pasar sin los respectivos pases que dicen "después de la ceremonia religiosa, se le invita a acompañarnos en el Club de Leones de tal por tal".

c) Ya soy Maestro. ¿Y ahora? Bueno, digo esto porque como que apenas me está cayendo el veinte (esta expresión, para los extranjeros que suelen llegar a este buroblog, en México quiere decir algo así como "cuando me percaté" o "cuando tuve conciencia de...") de que, bueno, uno esperaría algo así como el deshielo de los polos o la invasión de Corea del Norte a su contraparte del sur, pero nada. Me recuerda mucho esos 31 de diciembre en los que uno piensa que habrá la súper mega hiper fiesta con conteo a coro y tal, y uno acaba viendo el programa "especial" de la televisión naconal. Así que, ya lo decidí: iré a por el doctorado a ver qué se siente.

d) Es probable que este aburrimiento que experimento se deba a) a que afuera llueve y b) a que aún no comienzan las ligas importantes de fútbol en el planeta. Por eso la gente bebe.

Los siete sabios

Pasan los días y seguimos sin tener presidente electo. Hay un ganador de acuerdo a las cifras presentadas por el IFE. A pesar de que la diferencia es mínima, podría ser suficiente para determinar a la persona que recibirá la banda presidencial el próximo primero de diciembre en San Lázaro. Sin embargo, la suerte aún no está echada. A los comicios celebrados hace tres semanas les falta el último veredicto. El mismo que deberá otorgar el cuerpo jurídico establecido para este fin. Como en muchos otros aspectos de la vida, al final la cosa ha quedado en manos de abogados.

Por un lado, esto tiene un aspecto positivo. Por años los mexicanos fuimos testigos de la resolución de los conflictos poselectorales en dos arenas diametralmente opuestas: la calle o los oscuros pasillos del poder. El punto en común era que en ninguna había la certeza de que se respetaba la voluntad popular. Las urnas y el voto eran meros ejercicios de simulación. Los resultados solían encender los ánimos por el grado de cinismo que encerraban y, ante la escasez de medios institucionales de impugnación, la vía disponible era la manifestación callejera para ejercer presión o, al menos, para llamar la atención de los medios de comunicación.

Son memorables los reportes periodísticos de finales de la década de 1980 respecto a esta clase de problemas. En los noticiarios televisivos nocturnos sólo se hacía alusión a “brotes aislados de inconformidad”, los cuales eran acompañados por fugaces imágenes de alcaldías tomadas por decenas de personas. Eran los tiempos de aquí no pasa nada. Y si pasaba, no teníamos ni idea de cómo había ocurrido.

Al respecto, la otra cara de la moneda: las diferencias surgidas después de las votaciones también se dirimían mediante extraños arreglos entre las élites. Luego de misteriosas reuniones entre las dirigencias políticas teníamos –de súbito—autoridades electas y una disminución de los ánimos bravíos. El poder de la negociación llevada al extremo de la eficiencia. Era la edad de oro de ese neologismo mexicano llamado concertacesión.

Los tiempos han cambiado de manera acelerada en los últimos diez años. Ahora sabemos que, al menos en el ámbito federal, tenemos ciertas garantías de que esas épocas se están superando (las elecciones subnacionales, en especial las municipales, todavía son punto y aparte). Así, el aspecto positivo de contar con instituciones como el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TRIFE) es que, aún después de 20 largos días de haber votado para elegir al próximo presidente y de no saber quién es el triunfador, los actores políticos y la ciudadanía esperan el resultado final que este órgano debe emitir antes del 6 de septiembre con relativa vehemencia.

En efecto, las esperanzas están puestas en el TRIFE. Esta institución será la encargada de decirnos quién ganó, o bien, qué debemos hacer para conocer al triunfador. Dentro de la segunda posibilidad el abanico de opciones se abre, por lo que podríamos esperar desde la anulación de las votaciones (como ya ocurrió en los comicios locales de Tabasco y Colima hace unos años), la apertura de los 130 mil paquetes electorales con la finalidad de contar una a una las boletas, o bien, la ratificación del triunfo hasta ahora parcial del candidato del PAN.

Literalmente, estamos en manos de siete sabios. Los mismos que ocupan cada uno de los asientos disponibles en la Sala Superior del Tribunal. Los actores políticos involucrados en la definición de la elección les han otorgado la legitimidad para resolver el embrollo en el que nos hemos metido. La gente menciona la palabra TRIFE con la naturalidad de quien hace referencia a los abuelos más sabios de la comarca. Pero, ¿quiénes son estas personas cruciales para el futuro inmediato del país?

El magistrado presidente del TRIFE es Leonel Castillo González (Licenciado en Derecho, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo). Los seis magistrados que le acompañan son Eloy Fuentes Cerda (Licenciado en Derecho, Universidad Nacional), José Alejandro Luna Ramos (Licenciado en Derecho, Escuela de Derecho de Chiapas), Alfonsina Berta Navarro Hidalgo (Licenciada en Derecho, Universidad de Guadalajara), José Fernando Ojesto Martínez Porcayo (Doctor en Derecho, Universidad Nacional), José de Jesús Orozco Henríquez (Maestro en Derecho Comparado, Universidad de California en Los Ángeles) y Mauro Miguel Reyes Zapata (Licenciado en Derecho, Universidad Autónoma de Puebla).

En estas personas y en su conocimiento están cifradas muchas de las razones futuras del país. Al igual que en las sociedades antiguas, un concejo de notables será el encargado de imponer la justicia en un tema en extremo peliagudo.

Es difícil establecer cuál será el veredicto que emitan en los próximos días. Al entrar en un terreno técnico como es el Derecho y sus interpretaciones, la capacidad de análisis se acota a aquellos que conocen a detalle esta disciplina y sus vericuetos. Sin embargo, es posible aventurar la hipótesis de que, si el fallo del Tribunal se alarga, es decir si ocurre cerca de la fecha límite, la resolución ratificará el triunfo de Felipe Calderón con base en las cifras del IFE.

En contraste, si su actividad se incrementa y en los próximos días –u horas—dan a conocer su opinión, es probable que estemos frente al otro escenario, es decir ante la posibilidad de anular la totalidad de la elección, o bien, de autorizar el multicitado recuento voto por voto.

El TRIFE ha dado muestras de independencia y profesionalismo a lo largo de su desempeño. En general, la estabilidad en la que aún nos encontramos se debe a ese intangible pero contundente factor que es la confianza. No toda la confianza, claro. Pero ese algo que existe está haciendo su trabajo.

En estos días el país está en manos de siete sabios. Esperemos que respondan a la altura de este desafío que la historia les ha planteado.


viernes, julio 21, 2006

Moros y cristianos

Nuestro país por décadas (sólo me remito a la historia moderna) ha sido foco de migraciones, desde los españoles (me refiero a los refugiados de la guerra civil del siglo pasado), pasando por griegos, rusos, libaneses, judios y latinoamericanos.
En una sociedad de castas como la nuestra, es difícil hablar de racismo, digamos que sólo se dan segregaciones y descalificaciones verbales o sociales, sin llegar a la violencia explícita y extrema; podemos condenar los actos de violencia israelíes sin que seamos tachados de antisemitas, como por ejemplo, ocurre en europa.
Aquí nos quejamos y no pasa nada, hablamos de los ches argentinos que vienen a quitarle fuentes de trabajo a nuestras modelos y conductoras de televisión tenochcas, o de los brasileños que vienen a hacer competencia desleal a la iglesia apostolica, romana, mexicana; pero cuando nos encontramos a una brasileña o argentina en el solid gold o en cuaquier otro lugar de sano esparcimiento nos desahacemos en gentilezas y hasta las invitamos a la casa a que conozca a la familia.
Lo mismo sucedió con los judios que se asentaron en un principio en la Merced, para después desplazarse a la Condesa, a Polanco y de ahí a Santa Fe o municipios aledaños, y que se integraron a la vida nacional como los Zabludovski o los Achar. Igual ocurrió con los libaneses que terminaron aquí, comos los Harp Helú, los Curi, los Slim, los Kawachi y tantos más.
A todos los vemos con relativa familiaridad, una vez me tocó ver a Jacobo en una boda católica -la gente se acercaba para la foto y el se dejaba querer- , un médico de mi infancia se apellidaba Curi, y así, compañeros de escuela y hasta de trabajo, de ascendencia de uno u otro lado. Se acostumbra uno a verlos en la calle y hasta convivir, aunque cada uno tenga su gueto.
En una ocasión me invitaron a una boda judía, su sinagoga es un bunker en interlomas, me hicieron ponerme mi kepir (o no se como llamen al solideo que se ponen en la cabeza) y cantar, a lo que si ya no le entré fue al baile en la fiesta, en el que por cierto sólo participan hombres. En otra ocasión fuí a una boda digamos interracial (la de mi cuñada con el musulman) y el baile de la boda era igual. Encuentro muchos puntos en común entre ambas culturas, a lo que quiero llegar es que no percibo el punto de conflicto entre arabes y judíos, y aquí conviven normalmente, tal vez lejos de la historia de odios que viven en medio oriente.
Tal vez todo empezó con enconos como el de amlo y fecal o como en las rencillas rurales en la que todo empieza porque tu vaca se metió a pastar a mi terreno y pus la maté y de ahí la escalda de violencia.
No trato de hacer ningún análisis de política exterior; sólo me quedo con las imágenes de los niños ensangrentados en la franja de Gaza y la llamada del palestino nacionalizado mexicano que añora estar en la península del mayab, con su familia mexicana y degustando una rica cochinita.

jueves, julio 20, 2006

Verano peligroso

Dicen que en las épocas calurosas del año la gente como que se alebresta. Tambien existe la teoría de que los oriundos de lugares tropicales son más proclives a actos violentos, como que son de sangre caliente. ambas afirmaciones son genéricas y no pasan de ser una creencia popular; claro que en paises más septentrionales en el invierno simplemente es imposible salir a la calle, con 40 grados bajo cero.
Pero se dan casos curiosos, como cuando se dieron las manifestaciones en Argentina, se explicaba precisamente por haberse dado en el verano austral, con un clima benigno para las manifestaciones callejeras.O la revolución naranja en Ucrania, cuando todavía no empezaba el crudo invierno de esas tierras.
Ahora en México, vivimos nuestra versión de la revolución de terciopelo, pero como se van perfilando las cosas, todo indica que esta rebelión mexicana parecerá mas una de peluche.
Al tiempo, veremos de que estamos hechos, si el tribunal califica o no la validez de la elección presidencial, estamos, pues, en manos de siete sabios, que marcarán el rumbo del país, como sea y como se ha dicho, el ciudadano, nuevamente pasa a segundo plano.

miércoles, julio 19, 2006

Dos de julio: dos países

Ahora que hay escasez de tiempo y lugar para escribir, algo de mi columna en El Guardián...


Algo ha salido a flote en este inconcluso proceso electoral: la extrema desigualdad que persiste en el país. Antes, durante y después de las presidenciales, dos bandos se han definido e identificado con claridad. Por un lado, la derecha, la cual ha estado representada por las clases medias altas y altas, generalmente. Por el otro, la izquierda, donde están las clases medias bajas y bajas, en su mayoría. Claro, esto no exenta que en cada una no se mezcle ese vasto universo que representa la clase media sin adjetivos. Sin embargo, en términos generales, lo que tenemos ahora es un país dividido en dos.

El resultado de los comicios así lo demuestra. De acuerdo al recuento de las actas de los 300 distritos electorales del país, el candidato del PAN, Felipe Calderón, obtuvo 15 millones 284 votos, lo que representa 35.89 por ciento del total del padrón electoral. En contraparte, Andrés Manuel López Obrador, candidato de la Coalición por el Bien de Todos (PRD-PT-Convergencia) alcanzó 14 millones 756 mil 350 votos, es decir 35.31 por ciento del total. Así, la diferencia entre el primer y el segundo lugar, a reserva de lo que pueda determinar el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, es de apenas 0.58 por ciento.

Una lectura rápida de estos datos nos arroja un veredicto que, aún por su simpleza, es contundente y aleccionador: la mitad no votó al ganador. Un tema difícil porque, a pesar de que en las democracias se gana por un solo voto (expresión que, por cierto, se ha convertido en un lugar común que se dice a la menor provocación), también es cierto que entre más votos recibe un candidato, mayor es el grado de legitimidad al que se hace acreedor.

Un cartón aparecido en la edición pasada del semanario Proceso ilustraba a la perfección este hecho. De un lado aparecía Calderón con un trozo de país que iba desde Baja California hasta el Bajío, coloreado en azul, aunque con dos manchas amarillas: Zacatecas y Baja California Sur. Del otro estaba López Obrador con su respectiva porción, la cual también tenía dos manchas del color opuesto al suyo: Puebla y Yucatán. Una especie de homenaje involuntario a esa filosofía oriental del equilibrio llamada ying-yang.

Hace unos días leía el blog de un periodista de un diario de Tijuana en donde se regocijaba de que “el norte” había hecho la hazaña la madrugada del jueves seis de julio. En su opinión, la parte más industrial de México había erradicado la amenaza que representaba la subida al poder del sureño.

En contraste, el sábado pasado pude apreciar en el Zócalo de la Ciudad de México una imagen que bien podría servir para ilustrar ese concepto ambiguo y confuso que es la palabra “pueblo”. Una enorme masa de gente acudía al llamado de su líder con el fin de recabar información sobre lo que debe proceder en los próximos días. Sobra decir que el perfil de los asistentes era diametralmente opuesto al de –por ejemplo—aquellos que se manifestaron en contra la inseguridad vestidos de blanco.

¿Qué hacemos ante este escenario? ¿Dividimos al país para que cada quien viva con los suyos?

Pero vayamos un poco al origen del problema. Esta polarización es el resultado de la histórica pobreza y desigualdad que se vive en México. Por siglos, en el país han cohabitado –a veces en paz, a veces en conflicto—los dos opuestos de la escala social. Una de las características de la sociedad mexicana ha sido su clasismo, su racismo y su rigurosa aplicación de códigos de conducta basados en prejuicios. Claro, todo bajo la más diplomática de las sonrisas y siempre negando su existencia. Al igual que los Capuleto y los Montesco del siglo XIV, las clases sociales de este país han sido especialmente cuidadosas de no mezclarse con sus contrapartes a lo largo de su vida.

Unos y otros se han visto con mutuo recelo y desconfianza. En condiciones normales pueden entablar relaciones, generalmente destinadas a recibir y proporcionar algún servicio. Pero en ocasiones como ésta las diferencias se polarizan, dando como resultado que los rencores afloren y las pasiones se enciendan. Un pegote en la defensa de un coche alemán dice “Sonríe, no ganó El Peje”, mientras en la pared de un suburbio la sentencia es “No al pinche fraude”.

De hecho, no vayamos tan lejos. Este fenómeno ya lo hemos experimentado en la región. El conflicto originado a principios de este año por la reubicación de los comerciantes ambulantes en Huauchinango originó –de alguna manera—la formación de estos bloques. Cada cual con sus argumentos y razones, el común denominador de ambos era rechazar al otro por el pecado original de no ser igual.

Sin embargo, al final del día todos seguimos en el mismo barco. Ricos y pobres. Privilegiados y desfavorecidos. ¿Entonces?

Tal y como se hizo notar desde la aparición de los primeros promocionales bélicos en la campaña, el verdadero riesgo estaba en la etapa posterior, es decir en la que ahora nos encontramos. ¿Qué pasará con la porción que no obtenga el triunfo? ¿Cómo podrá confiar en la otra si a lo largo de varios meses fue descalificada y vilipendiada por su oponente?

En fechas recientes el equipo de Felipe Calderón dio a conocer que buscaría entablar conversaciones con López Obrador. “¿Para qué?”, se preguntaba Ricardo Monreal, coordinador de las Redes Ciudadanas, “¿no que es un peligro para México?”.

Las sociedades igualitarias no existen, son utópicas e inalcanzables. El punto es tratar que las diferencias entre los individuos y los grupos se reduzcan. Nada más. Al respecto, es conveniente recordar el ideal de igualdad en el viejo Karl: a cada quien según sus necesidades, a cada cual según sus capacidades.

lunes, julio 17, 2006

La megamarcha de ayer concluyó con una declaración lapidaria:

"Tengo, además, la convicción, de que no estoy solo porque todos estamos juntos. "

sábado, julio 15, 2006

Otra vez

Heme aquí de vuelta, después de otra de mis prolongadas ausencias, cási siempre justificables. Es esta ocasión pensaba ausentarme por todo el mes, pero como en el anterior proceso electoral nos fue de la patada ( o de cabezazo) pues nos quedamos con menor trabajo del esperado. En estos procesos generalmente se contrata gente para estos días, ahora les fue re bien, porque tuvieron pocos días de trabajo y la paga fue la misma, lástima que para nosotros no fue así.
Esperaba hacer mi regreso triunfal con una sesuda reflexión sobre el proceso anterior, un análisis de la situación, mis conclusiones y proyecciones a futuro. En cambio, al momento tengo tanta confusión como la mayoría de los mexicanos y sigo en espera de que esto se resuelva para saber a que tirarle, más allá de creencias o ideologías.
Hay cosas muy extrañas en la vida. No encuentro la forma de explicarme porqué si estamos tan mal, si hay tantas quejas seguimos metidos en este modelo de país que no funciona. Como Olayo decía ayer en su columna, no importa quien gane, los perdedores seguro seremos los ciudadanos. Porque no debemos confundirnos, los que votamos y los que no votamos en el proceso anterior lo hicimos con un gran descontento del estado actual de las cosas, unos creyendo en la campaña del miedo por un México en el que vívamos mejor (pronunciaba una señora), otros por un proyecto alternativo de nación.
Sólo hablaré de lo que he visto al momento sin ánimo de ningún juicio de valor:
Escena 1.
Hace ocho días nos hablan para ir a dar una asesoría legal a un partido político en Hidalgo. Tras 2 horas llegamos a la salida a Pachuca -era el día de la peje marcha y todos los intentos por cruzar la ciudad eran vanos- una vez en carretera llegamos en media hora. Nunca ví donde empezaba el campo, en realidad toda la carretera está plagada de desarrollos, fraccionamientos, unidades, que prometen una vida mejor, un lugar para vivir (de hecho dos personas de la oficina viven en esos rumbos, hacen 2 horas de camino si salen de sus casas a las 6 am). Llegamos a la sede recien estrenada del partido (somos un grupo de tres abogados, una contadora, un auxiliar y el chofer), llegamos en comitiva, nos entrevistamos con el jefe, nos pide unos minutos para pasar a la sala de juntas (estaban comiendo y todavía se percibía el olor medio hediondo de la comida china que les llevaron). Como plática de antesala se acercan otros dirigentes para plantearnos el problema, les fue rete mal, uno aventura: estos panistas si nos jodieron usaron el oportunidades mejor que los priístas, se llevaron el voto rural. Entramos a la junta se presentan un grupo de 15 abogados, cada uno encargado de un municipio, nos presentamos cada uno, les preguntan que han hecho, la conclusión es que no han terminado, - no han hecho nada, no sabían ni por donde empezar-, pedimos una muestra para un estudio técnico y ahora sí que empezamos a contar acta por acta, detectamos errores técnicos, hacemos un esquema y presentamos un informe de cuantos votos se anularían en un distrito, todo en tres horas. En el transcurso, se nos quedaron viendo, preguntaban por la fórmulas, nos pedían los archivos, trataban que les explicaramos los criterios del tribunal, todo en vano, no les dimos nada y no tenían oportunidades. Nos retiramos como el médico que dice a los familiares que su paciente no tiene remedio, al menos en esta ocasión.
Escena2.
Vamos a presentar una impugnación a un distrito que colinda con guerrero, después de 3 horas de camino llegamos, nos espera el candidato ( lo veo y me recuerda a un antiguo compañero, el Doc.), nos recibe y pregunta cómo está la demanda, le damos una copia y la revisa con su equipo, queda satisfecho. Ya todos tranquilos nos invita a cenar, vamos a un negocio de carnes, nos dan de todos los cortes, nos ofrecen un plato típico que tenemos que probar y decir que estaba riquísimo, no estaba tan mal. Ya satisfechos vamos a presentar la demanda cerca de media noche, para que sea en término, llegamos al consejo resguardado por soldados, al vernos nos saludan y dicen aquí vigilando la democracia. Después de dos horas regresamos al defe, la noche lluviosa y con neblina, me pregunto si la democracia vale la pena.
Escena 3.
Llego al Trife, sólo voy a checar estrados, como comunmente se dice en el lenguaje de los abogados. Hoy es un día especial, vienen de todo el país funcionarios de los consejos distritales a dejar las impugnaciones, los informes y pruebas. Llegan como pueden, en taxi, con su carro, sólos, acompañados con su familia, cada uno con 2 o 3 cajas de documentación, cuando por fin entran, el vestíbulo está lleno de cientos de personas en la misma situación, además hay representantes de partidos, todos formados para entregar su documentación, algunos cansados en el piso como en la central camionera, con sus cajas al lado (Reforma publicó una foto ayer). Salgo y en ese momento me grita un señor, venía con su hijo que tambien quiere salir,(la entrada y salida del tribunal es como de un bunker, tienes que pasar por una puerta de seguridad como la de algunas sucursales de HSBC, pero de puertas metálicas y paredes de concreto, entra le niño conmigo, tiene miedo, al cerrarse una de las puertas se espanta, abro la puerta de salida y sale despavorido, al otro lado lo recibe su mamá y el señor le grita tras las rejas que se lo lleve, que va a tardar. Paso al lado un campamento del perrede instalado afuera del tribunal, estan en una especie de huelga de hambre y gritan consignas, no son más de 50 personas, algunos automovilistas pasan y tocan su claxon en señal de apoyo, otros les mientan la madre con el claxon. Cruzo la avenida y me voy, les espera una larga noche.
P.D.
He recibido infinidad de correos alusivos a la derrota de amlo, uno dice: pronóstico del clima para los siguientes 6 años, cielo azul y cielo desPEJEado. La alcachofa nos mandó uno relativo a la final del mundial, ya lo recibí en otra versión en la que firma el pobre diablo de amlo. Otro de mastercard, concluyendo que ver la cara de un mesianico perdiendo no tiene precio. El encono sigue. Este escenario postelectoral no es mejor. Mi predicción: el Trife confirmará la elección, más vale que lo haga pronto.

jueves, julio 13, 2006

¿¡"Se acabó el 'Primero los huevones'"!?

Lorenzo Meyer

Expresiones como "Se acabó el 'Primero los huevones'" hacen que el sarcasmo pueda tomarse como el resumen y la explicación de la naturaleza real de la gran división de México

El corazón de la disputa

De acuerdo a la crónica de Diego Osorno sobre lo ocurrido en la sede del Partido Acción Nacional el 6 de julio, una anónima diputada de ese partido sintetizó así el significado real del resultado del conteo de las actas electorales que puso a Felipe Calderón por delante de Andrés Manuel López Obrador por sólo un 0.58 por ciento: "Se acabó el 'Primero los huevones'. Ahora vamos a darles un empleo y ponerlos a trabajar". La diputada respondía así, con sorna, al eslogan que había quitado el sueño a las clases dominantes de México y que fue el corazón de la campaña de su adversario: "Primero los pobres" (Milenio Diario, 7 de julio).

La anónima diputada (¿qué diputado mexicano, finalmente, no es anónimo?), arropada por los suyos en ese momento de euforia, dijo lo que bien pudiera ser un resumen de la posición y del sentimiento de superioridad moral de quienes conforman la derecha mexicana: ignorancia o renuencia a reconocer la naturaleza del problema social mexicano más insensibilidad y dureza hacia aquellos que ya consideran, una vez más, los vencidos. Sin duda hay excepciones a esta generalización, pero la posición de la derecha no la moldean las excepciones.

Contraargumentos

La afirmación de la diputada panista significa, en primer lugar, que los pobres son naturalmente reacios a trabajar (de aquí en adelante se usará este término u otros similares en vez del empleado por la legisladora: "huevones"). Y el argumento implícito es claro: la causa de la pobreza es el gusto de los pobres por la holganza. Por tanto, si los panistas y sus simpatizantes se concentran en las zonas de los ingresos medios y altos -y así lo confirman los datos de las encuestas de salida tras la última jornada electoral (Reforma, 3 de julio)-, tales ingresos están económica y moralmente justificados por ser precisamente ellos, los sectores medios y altos, el mejor ejemplo de "la cultura del esfuerzo"; nadie tiene derecho a suponer que los intereses de una masa de indolentes pueda estar por encima de los de ellos, los realmente productivos.

Argumentar en contra de semejantes supuestos se puede hacer desde múltiples y diferentes ángulos, pero no es este el lugar para intentar una lección sobre la naturaleza del mercado, del trabajo y de sus remuneraciones en una sociedad capitalista. Basta señalar que los múltiples estudios sobre la historia del trabajo en México -como la del resto del mundo-, y que evidentemente nunca han sido consultadas (o comprendidas) por la diputada panista, muestran cómo, por ejemplo, en el siglo XIX, los obreros urbanos, entre los que se encontraban niños y mujeres, trabajaban de 12 a 15 horas diarias y nunca ritmo tan inhumano les permitió superar su pobreza abismal. Hoy, nadie podría negar lo agotador y brutal de la tarea de los rarámuri en Chihuahua, pero ese enorme esfuerzo por arrancar la subsistencia a las zonas inhóspitas a donde ha sido relegada esa etnia (esfuerzo muy superior al de cualquier diputado) no impide que, en conjunto, los rarámuri sean hoy pobres entre los pobres mexicanos. En los últimos 100 años, son los más humildes los que han emigrado en mayor número a Estados Unidos y han sido absorbidos con avidez por la economía norteamericana justamente porque tienen una notable voluntad de trabajar duro y bien si las condiciones lo aconsejan.

En contraste, la mayoría de los ricos en México lo son porque no nacieron pobres. Muchos heredaron o consiguieron vía matrimonio su capital inicial, contaron con una educación formal e informal adecuada y con conexiones familiares o sociales que les ayudaron. Y, sin lugar a dudas, casi todas las grandes fortunas mexicanas tienen en su origen conexiones políticas. En varios casos son las ligas con el poder -información privilegiada, contratos, concesiones, venta de empresas paraestatales-, lo que explica, al menos en parte, la existencia de las fortunas notables.

En este siglo XXI cualquier persona cultivada y no atada a prejuicios clasistas, sabe que la causa principal de la pobreza no es el gusto por el ocio -indolentes los hay en todas las clases sociales- pues los desamparados son quienes menos pueden darse el lujo de negarse a laborar. La causa principal de la pobreza es la desigualdad, las desventajas iniciales y falta de oportunidades que ésta genera. Si el grupo al que la diputada panista pertenece no atina a comprender lo anterior, entonces estamos frente a un caso irremediable de inopia mental y moral.

El origen histórico de la idea

Tras la conquista, el dominio español y la introducción de su peculiar capitalismo, surgieron crisis periódicas en la agricultura colonial que echaron de sus comunidades a multitudes indígenas que migraron a pueblos y ciudades donde combinaron trabajos eventuales con la mendicidad y el robo. Estas "clases peligrosas" fueron objeto de desprecio, ínfimas ayudas y mucho control policiaco.

En el México colonial, a lo largo del siglo XIX y hasta los inicios del siglo XX, las buenas conciencias que poblaron los cuerpos legislativos y los gobiernos locales -los antecesores de la diputada panista- pretendieron resolver parcialmente el problema de los pobres con leyes contra "vagos", "mendigos", "viciosos", "mal vivientes" y "amancebados". Así, las víctimas de la destrucción del orden original y del gran despojo posterior se vieron en un callejón sin salida: los culpables de su "ocio" eran ellos mismos y, por eso, las clases dominantes les aplicaron leyes que no remediaron su situación pero en cambio sirvieron para enrolarlos, a partir de los 16 años, en el Ejército, o enviarlos a casas de corrección, a obrajes, a haciendas de labor, fábricas, talleres o proyectos de colonización. Corregir a los vagos -entre los que se incluía no sólo a los sin trabajo sino a los que iban de pueblo en pueblo con instrumentos musicales, animales adiestrados o juegos de suerte o azar, o bien, en los 1920 en Chiapas, a los curas "que ejerzan sin autorización legal"- por la vía del castigo fue la excusa de las clases dirigentes para calmar su conciencia y no asumir responsabilidades. Sólo excepciones, como Francisco Zarco, sostuvieron que la "vagancia" no era un problema del carácter del individuo sino del orden social imperante (véase a Romana Falcón, México descalzo, 2002).

El viejo espíritu sigue vivo

La diputada panista a la que no le gusta el "Primero los pobres" ya no dispone, como sus antecesores, de instrumentos legales para hacer que los actuales "vagos" vayan a parar, por ley, a sitios donde, en vez de ayudas les espere el trabajo. Sin embargo, y según ella, con el triunfo de la plataforma de su partido, "vamos a darles un empleo y ponerlos a trabajar". En primer lugar, el "vamos a ponerlos" es sólo una fantasía de su grupo, pues hoy al ciudadano mexicano nadie "lo pone" a trabajar; el trabajo forzado ya es historia y está por verse si un gobierno panista es capaz de generar empleos.

El PAN ha estado en el poder desde el 2001 y desde el inicio del sexenio prometió hacer crecer al PIB al 7 por ciento anual y crear al menos 1 millón de empleos en cada uno de esos seis años, pero finalmente no lo cumplió. Según las cifras oficiales, del 2001 al 2005 el crecimiento anual del PIB fue de apenas 1.9 por ciento y el per cápita de un magro 1 por ciento. El empleo en la manufactura disminuyó en 15.9 por ciento y los nuevos asegurados en el IMSS -un índice de creación de empleo formal- fueron, en promedio, apenas 300 mil al año. Todo un fracaso, compensado por empleos informales y la migración a Estados Unidos.

Sal sobre la herida

Hoy, la atmósfera política está cargada en extremo; el enojo y frustración de los votantes de izquierda está a flor de piel, tanto por la pérdida de la gran oportunidad de cambio por apenas el 0.58 por ciento de los votos como por la forma como la derecha condujo su campaña contra el "Primero los pobres": intento de desafuero de AMLO, propaganda negativa basada en el miedo, activismo partidista desenfrenado del Presidente, uso de los programas sociales (44 por ciento de los beneficiados por el Seguro Popular votaron por el PAN y sólo 26 por ciento por el PRD), la intervención directa del Consejo Coordinador Empresarial a favor de Felipe Calderón, etcétera. En esas condiciones lo menos indicado es un discurso que refleje los prejuicios peores de la derecha, que son sal sobre la herida.

Expresiones como "Se acabó el 'Primero los huevones'" ponen en duda el supuesto propósito de reconciliación del panismo con los votantes de izquierda y sí, en cambio, hacen que el sarcasmo se tome como el resumen y la explicación de la naturaleza real de la gran división histórica de México, que hoy pareciera que se nos vuelve a venir encima.

miércoles, julio 12, 2006

Ahí vamos

Así es, en efecto. Algo le han vuelto a hacer al servidor del Ministerio que ya no deja entrar a la página de blogger.com. Imagino que deben estar muy preocupados por lo que pueda decirse desde las entrañas mismas del monstruo burocrático. En nuestro caso, no hay nada de qué preocuparse: no filtramos información confidencial y somos bastante discretos sobre la identidad de nuestros superiores y sus actividades. ¿Entonces?

Ahora que he tomado algunas evaluaciones del Servicio Profesional de Carrera he visto que una de las capacidades gerenciales que nos solicitan es la de "empatía". Según lo que me han comentado sobre el término, se trata como de ponerse en los zapatos del otro. Bueno. Trato de hacerlo respecto a la censura que nos han vuelto a imponer el día de hoy.

Por un lado, les doy un poco de razón. Venimos a la oficina a trabajar, no a chatear, ni a bloguear, ni a mandar correos personales. De acuerdo. Pero, por el otro, no veo la necesidad de imponer tales restricciones si, como bien lo apunta otra capacidad gerencial que tenemos que acreditar, nuestro trabajo debe estar orientado a resultados. En otras palabras, que si tenemos nuestras tareas cumplidas de manera correcta en tiempo y forma, pues, la verdad, lo demás no debe preocuparles tanto, ¿no?

En lo personal me jode un poco porque en las mañanas, cuando no hay nada o simplemente de súbito, hace su aparición esa cosa que llaman inspiración (o el ocio o nada más las ganas de garabatear en el ordenador) y, con esta medida, pues lo que queda es sólo esa sensación de frustración. Es decir, no es lo mismo escribir en esta pantallita del blogger que hacerlo en word y luego guardarlo, enviarlo por el correo institucional a nuestras cuentas personales, después ir al cibercafé o a la casa, abrirlo, pasarlo de nuevo a la plataforma de blogger y, ahora sí, subirlo. De sólo pensarlo ya me dio flojera.

En fin. Así las cosas por el momento. Ya veremos cómo nos adaptamos a esto. Porque como bien dicen las abuelas, a todo se acostumbra uno, menos a no comer.

Levantemos el corazón.


PS. El título de esta entrega es el mismo que el nuevo disco de Ceratti que, dicho sea de paso, está muy bueno y me ha servido de fondo musical.

martes, julio 11, 2006

Archivo de casos reales (II)

Gandhi. Qué nombre tan ridículo para una librería. Siempre lo he pensado. Hoy he ido a la hora de la comida. No dejo de preguntarme a quién se le ocurrió ponerle "Gandhi". Imagino un estanquillo de libros en Nueva Delhi que se llame "Zapata". O peor, "Juárez". ¿Qué tenemos que ver los mexicanos con Gandhi? Lo mismo que todo el mundo: una referencia planetaria a un ser esquelético que hizo el bien a diestra y siniestra. ¿Y? No creo que sea suficiente. ¿Por qué mejor no le pusieron Voltaire, por ejemplo? Nuestras farmacias suelen llamarse "Pasteur" pero, bueno, ahí tiene cierta lógica. Hasta donde se sabe Gandhi jamás fue editor ni vendió libros, al menos no en calidad de comerciante. Ya después ha vendido muchos con la historia de su vida. Vaya payasada ponerle "Gandhi" a una librería. Y luego es la más importante de México. Estamos fritos.

Archivo de casos reales

Primero, de cómo una ciudadana combatió a la delincuencia.

Resulta que nuestra colega Alcachofa Asesina ha dado la nota del premio al valor del mérito cívico. Después de haber sido víctima de la delincuencia organizada en ese pequeño pedazo de Alemania en México que se llama Delegación Benito Juárez, circunscripción donde viven lo mismo el Sr. Abdalá (actual delegado), el Sr. de la Garza (delegado electo) y la Sra. Barrales (candidata perdedora a delegada y sexy modelo en sus ratos libres), hace unos días le asestó un revés a la misma por sus propios fueros.

De acuerdo a su reseña, mientras caminaba junto a su pareja sentimental se percató de que unos tipos extraían de un coche el sistema de sonido sin la anuencia del propietario, por lo que, en un arranque de lucidez y compromiso social, tomó el teléfono, llamó al servicio de emergencias 066, proporcionó los datos del vehículo en el cual huyeron los infractores y, de esta forma, colaboró con las fuerzas del orden para lograr la captura de los malhechores. En palabras más simples, robaron, huyeron y los agarraron. Y todo gracias a la Srita. Alcachofa.

Desde aquí, nuestro reconocimiento (y nuestro respaldo para que sea la próxima Jefa de la Policía del Sector BJ).

Segundo, de cómo está la cosa oficinesca después del supuesto triunfo de FCH.

Aquí la cosa ha estado más o menos tranquila. El miércoles una importante mayoría andaba muy feliz porque el candidato que apoyaban iba adelante en los conteos. Después como que se pusieron nerviosos por las impugnaciones de su contendiente. Ahora están como en una calma chicha esperando que el Tribunal no decida abrir los aproximadamente 130 mil paquetes electorales con el fin de aplicar esa vieja táctica de uno para ti, dos para mí.

Sin embargo, este hecho no es sinónimo de estabilidad laboral. Ya lo habíamos comentado algunos burócratas en la edición vespertina de Radio Pasillo. En nuestra opinión, ganara AMLO o ganara FCH, nuestra continuidad es precaria y dependerá de factores tan disímiles como el humor de los nuevos jefes y la alineación de planetas en la cuarta casa de Saturno.

Debe notarse que ya habemos varios casos de funcionarios de carrera plenamente certificados, situación que --al menos en teoría-- nos exentaría de la incertidumbre laboral. Sin embargo, recordando situaciones recientes como el intento de algunos diputados federales de echar abajo la Ley del Servicio Profesional de Carrera vigente de un jalón, pues no queda otra sensación más que la de que todo sigue en el aire.

Así, lo más probable es que volvamos a experimentar las tensiones y emociones propias de un final de sexenio en el sentido de poner el alma en un hilo sobre nuestra continuidad (y, sobre todo, sobre la aparición de nuestro cheque catorcenal en la pantalla del ATM).

En este sentido, debe destacarse que la verdadera disputa que se está dando en la arena política no es tanto la imposición de una ideología sobre otra. No. Lo que verdaderamente está moviendo a los partidos es ese enorme botín que representa la entrada a los puestos más altos de la APF. Ya imagino las caras de éxtasis que deben estar poniendo los staffs de unos, frente a la desesperanza de los otros por saber que era suya... y la dejaron ir.

Sea lo que sea, por acá los esperamos.

Tercero, de cuando te quedas solo y se mueve la ruleta de la vida.

Si ustedes son lectores habituales de este buroblog sabrán que hace algunos meses se presentaron ciertos movimientos laborales en esta oficina. Bueno. Si no, ahora ya lo saben. Esto sirve de introducción para hablar un poco sobre aquellos que se han quedado aquí y cuyo jefe --y líder de la camarilla-- se marchó. En una palabra, me refiero a los huérfanos políticos.

Acabo de hacer una pausa para ir a los servicios y me los he encontrado de frente. Vaya situación. Hace un tiempo eran los más fuertes, los poderosos y los que recibían mayores cantidades de lisonja y adulación. Desde esa posición privilegiada dispendiaban beneficios y castigos según su libre albredrío por doquier. Pero, oh gran ley de la existencia, las cosas cambiaron. Su líder se fue y ellos, por alguna u otra causa, se han quedado aquí (lo más recurrente es la imposibilidad de encontrar acomodo en otro sitio).

Y ahora, ¿qué tenemos? Una nueva versión de ese largo, desgastante, humillante proceso de sobrevivencia en un ambiente hostil. Es decir, después de estar arriba ahora ven las cosas a nivel de césped. Así, los tiempos de la lisonja y la adulación han quedado para el recuerdo nostálgico. Lo que hay en este momento es un trato que va de lo sensatamente cordial a lo francamente bélico. Sobra decir que algunos, ante esta situación, se están cobrando las facturas pendientes con las actitudes que desarrollaron estos individuos durante su reinado. Un sector sólo ve la situación con indiferencia y otros --como yo-- no dejamos de experimentar cierta pena ajena al verlos deambular sin el halo divino que presumían antaño.

Y, bueno, ahora sí saludan, ahora sí buscan cobijo, ahora sí te voltean a ver. Vaya, vaya. Extraños son los caminos del Señor en este universo weberiano.

Cuarto, de cómo volvemos a la realidad después del Mundial

Entre tanta cosa política se ha terminado el Mundial. Vi el partido y, bueno, pues simplón el asunto. Ganó Italia, perdió Francia. Zidane le dio un tope que ni el Místico al Cibernético. Cannavaro levantó la Copa. Los programas de la tele nacional liderados por extranjeros sobre fútbol se acabaron. Llegó la resaca.

Se terminó la dosis de diazepam. Apenas ayer volví a leer una nota de Pumas. Que sus refuerzos se perdieron en el Ajusco durante una práctica. Mmmmta. Si así están ahora, ¿qué podemos esperar de estos sudacas en el campo de juego?

Sobredosis de realidad.

lunes, julio 10, 2006

Indestructibles

Keith Richards afirma que "el éxito es una oportunidad para continuar"

Milán. (EFE).- Tras la operación de cerebro a la que Keith Richards tuvo que someterse después de caerse de un cocotero, los Rolling Stones vuelven mañana a la carretera y emprenden en Milán su gira europea, un tour en el que esta legendaria banda demostrará que "el éxito es una oportunidad para continuar".


Así lo explicaba esta tarde a los periodistas Keith Richards, después de asegurar que está "bien" y "deseando volver a los escenarios", mientras, en broma, se golpeaba la cabeza, el torso y hasta los genitales para mostrar que se ha recuperado totalmente de la caída que sufrió el pasado abril, cuando descansaba en las islas Fiji de la gira mundial que en agosto del 2005 emprendieron los Rolling Stones a propósito de su último disco, "A bigger bang".

Keith Richard, Mick Jagger, Ronnie Wood y Charlie Watt, los Rolling Stones, ofrecieron esta tarde una multitudinaria rueda de prensa en el hotel Príncipe di Savoia de Milán para hablar de su periplo europeo, que inician mañana en el estadio San Miro de Milán y que durante el verano les llevará a once países para ofrecer 21 conciertos.

La gira recalará en España, donde los Rolling Stones ofrecerán un concierto el 14 de agosto en Valladolid (centro) y otro el 16 en El Ejido (Almería, sureste). Pero no pasará por Madrid y Barcelona.

Dos de los nueve conciertos, que fueron pospuestos para el 2007 tras la reorganización de la gira que motivó el accidente de Keith Richards, finalmente han sido cancelados y las dos principales capitales españolas se verán privadas de la presencia del mítico grupo.

"No tenemos planes para el año que viene, pero nos gustaría tocar en todas partes", dijo Jagger cuando se le preguntó por los conciertos aplazados de Madrid y Barcelona y mientras quitaba hierro al hecho de que los Rolling actuaran solamente en dos ciudades españolas más pequeñas.

"Allí (a Valladolid y a El Ejido) también irá mucha gente", apuntó antes de señalar que "lo sentimos por Madrid y Barcelona, pero por el momento no podremos tocar" en esos sitios.

Inmersos de nuevo en su mayor gira mundial, los Rolling Stones, con más de cuatro décadas de trayectoria, son este año candidatos a un Grammy al mejor disco de rock con "A bigger bang", su primer álbum de estudio en ocho años, un disco aclamado por la crítica y los "fans" de la banda británica como su mejor trabajo en muchos años.

"Eso no dice mucho de los demás", bromeaba Mick Jagger al respecto.

Aunque todos -excepto Ronnie Wood, de 59 años- han pasado los sesenta y los Rollins tienen ya de sobra ganado su puesto en la historia del rock, la banda no se conforma con repetirse.

"Siempre intentamos movernos, cambiar", decía Jagger, mientras Richards apuntaba que el éxito es sólo "una oportunidad para continuar".

Para el grupo británico es "un milagro" que su música haya enganchado generaciones, según decía Richards, mientras Jagger, al abordarse en la rueda de prensa el asunto de sus problemas con la censura, afirmaba que eso es "algo que no es nada nuevo en el mundo, está en muchas partes", y que "lo que hay que hacer es mostrar lo estúpida que (la censura) es".

Estos "chicos malos" del rock no parecen tener en mente jubilarse y sí seguir superando los percances que han salpicado toda su biografía, incluido el caerse desde un árbol pasados los sesenta.

"Si hubierais visto el árbol (del que me caí) lo entenderíais, era pequeño", decía Richard, mientras a su lado Ronnie Wood, que aprovechó el receso del grupo para ingresar en una exclusiva clínica de desintoxicación para "limpiar" su recaída en el alcohol, comentaba que "yo también me siento bien".


domingo, julio 09, 2006

Uno, dos, tres probando

Ayer estuve en el Zócalo. Después de haber dejado en el aeropuerto a mi mujer tomé el subterráneo hasta la estación más importante de la ciudad. Salí y me encontré con una valla instalada por la policía destinada para todos los que veníamos del transporte público. Es decir, para estar en el acto debías haber ingresado por alguna de las calles que desembocan en nuestra plaza mayor. Además, arribé a eso de las 18.00 horas y ya había pasado lo mejor.

Desde la entrada del metro que está frente a Palacio Nacional escuché la interpretación del Himno Nacional. Después vinieron algunas arengas sobre el país, la democracia y el candidato de la Coalición, AMLO. Intenté cruzar la avenida, pero fue totalmente imposible. Entre la enorme cantidad de gente, la valla de la policía y el final de la concentración todo era una ola de gente que buscaba cómo salir de lo que los cronistas antiguos llaman "el primer cuadro de la ciudad".

Entre la muchedumbre había de todo, en especial frases ingeniosas escritas en cartulinas, pegotes, camisetas, mantas y demás formas de expresión. Me lamenté de no haber llevado mi libreta porque había unas bastante buenas. De las que me acuerdo están la de PREP: Programa para Robar Elecciones al Peje, y otras relativas a Fel-IFE. También sentencias del tipo "México, no te rajes", "Para que mi voto cuente, cuenten mi voto", "Sufragio efectivo, no Calderón", la clásica y ya bastante choteada "Voto por voto, casilla por casilla" y otras que ya no recuerdo.

La verdad, lo que ayer se concentró en el Zócalo bien puede ilustrar el concepto de "pueblo". Había gente de clase media y media baja en cantidades mayoritarias. Pocos burgueses o "acomodados". Pero, cuidado, no estoy siendo peyorativo al llamarles así. Sólo quiero destacar que la división de clases sociales en el país es más que evidente, sobre todo en estos días. Es decir, ayer pocos, muy pocos ciudadanos del perfil de los que asistieron --por ejemplo-- a la marcha de la inseguridad vestidos de blanco estaban allí. Claro, también había uno que otro güerito greñudón, como del tipo de los potentados pero con "conciencia social". Coyoacanenses, universitarios, profesores, varios ancianos, muchas doñitas de esas que son una amenaza cuando se juntan más de dos y jóvenes, bastantes jóvenes completaban el variopinto paisaje.

De lejos pude ver a la Poni, la señora que salió en unos comerciales a apoyar a AMLO pidiendo a su contrincante y su partido que no calumniaran. Algo así como muchachos, por favor, no se lleven feo, juegos de manos son de villanos. Fui afortunado porque, repito, estaba literalmente desde la barrera, atrás del telón de acero viendo la corrida.

Quise cruzar la plaza para tomar Madero o Cinco de Mayo, pero fue imposible. Simplemente no había por dónde. Así que tuve que volver a meterme al metro con dirección a Cuatro Caminos para bajarme en Allende. Salí, caminé por Motolinía y en Cinco de Mayo saqué el iPod, me puse los audífonos y vi a las masas cimbrar los adoquines del Centro (¿qué onda con esta narración?).

Pensé poner algo como Rage Against the Machine para musicalizar de manera adecuada la imagen, pero mejor puse la versión aleatoria y la primer canción que sonó fue "Será por eso" de Caifanes. Ja, ja. Bueno, fue el azar.

Después recibí unos mensajes de texto al móvil y procedí a contestarlos. Como me veía medio sospechoso (audífonos, móvil, parado en la acera) pensé que lo prudente era seguir caminando y no levantar polémica. Me refiero a que ese tipo de comportamientos da pie a pensar que uno no es un simple ciudadano curioso, sino un agente encubierto del Ministerio del Interior. Digo, uno nunca sabe y con las masas enardecidas, menos.

Así que seguí por Motolinía hasta Madero. Ahí la gente era como más chic y más combativa. Es decir, los que saben de marchas, manifestaciones, bloqueos y plantones tienen bien en mente que la calle para entrar o salir del Zócalo con Honores es la que lleva el nombre de esos dos viejos amigos revolucionarios: Francisco I. Madero. Ahí me uní al contingente, pero sólo para que me dieran un aventón hasta Bolívar. La democracia es fatigante y la sed no sólo es la de justicia social, sino también la muy mundana del cuerpo.

Pero, oh sorpresa, la entrada del Salón Corona estaba atiborrada de gente culta e informada, liberal y demócrata (y chelera, claro), así que no vi muchas posibilidades de entrar. Sin embargo, otra vez oh sorpresa, ahí me encontré al buen Alfonso y su fiel escudero Remi. Y como ellos son clientes uve i pe de ese lugar, pues ahí voy pa' dentro sorteando la fila y al improvisado "cadenero".

Ya lo que siguió no tiene mucho que ver ni con la democracia ni con la defensa del voto, así que hasta aquí llega la reseña.


Corolario

Uno de los mensajes de texto que llegó a mi móvil fue el de mi colega Paco. Ahí recibí un ligero reproche por tener abandonado este buroblog. Lo acepto. Y me propuso que, si yo contaba la jornada del sábado en la Plaza Mayor, él haría lo propio desde su trinchera jurídica y legal.

Por lo tanto, Paco, con esta entrega mi parte ha quedado saldada.

Optar por lo mejor

Mauricio Merino

Según los cómputos finales realizados por los 300 consejos distritales del Instituto Federal Electoral, el candidato Felipe Calderón Hinojosa obtuvo 243 mil 934 votos más que el candidato Andrés Manuel López Obrador. Pero el primero aún no es presidente electo. Para confirmar su triunfo, todavía debe concluir el cómputo definitivo y la calificación que hará el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, luego de resolver todas las impugnaciones que presenten los partidos en contra del proceso electoral en curso. Y eso ocurrirá en el transcurso de los próximos dos meses, tal como lo establece la legislación vigente.

La coalición Por el Bien de Todos ha anunciado ya que impugnará los resultados de todos los distritos y que pedirá al Tribunal Electoral que abra nuevamente los paquetes para volver a contar voto por voto. Desde su punto de vista, el recuento que hizo el IFE a partir de las actas de casilla no está reflejando los datos reales contenidos en las urnas. Esa coalición afirma que los votos efectivamente emitidos le favorecen y que el recuento efectuado por los consejos distritales fue incorrecto, pues muchas de las actas computadas no contenían datos veraces. Por su parte, el candidato del PAN no sólo se ha proclamado ya como el futuro presidente de México, sino que en su momento desafió a su adversario principal a confrontar acta por acta (que no voto por voto), pues desde la noche misma del 2 de julio dijo tener la más absoluta certeza de haber ganado la elección. Ambos saben, sin embargo, que la última palabra la tendrá el Tribunal Electoral y que éste tomará la decisión que juzgue más correcta en función de los argumentos jurídicos y de las pruebas que cada uno esgrima.

Tengo para mí que este proceso electoral ha sido exitoso, excepto por la calidad y el flujo de la información ofrecida por el IFE a partir del final de la jornada electoral. Cuando todos esperábamos los datos duros derivados del conteo rápido, nos dieron una explicación sobre las razones para mantenerlos en reserva. Pero al día siguiente, esas razones ya no fueron válidas y entonces se hizo público el contenido de esa muestra y de sus interpretaciones estadísticas. Y cuando todos pensábamos que el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) había cerrado con más de 98% de las actas recibidas, nos enteramos de que ese porcentaje no reflejaba el universo total de las casillas y que, al día siguiente, se agregaron más de 2 millones y medio de votos que no habían sido capturados oportunamente. El resultado de esos dos titubeos fue la construcción de una enorme confusión en la opinión pública. De ahí el apremio de los consejos distritales por terminar lo más pronto posible con el cómputo de las actas de casilla, a efecto de ofrecer un dato finalmente confiable. Pero cuando ese dato llegó el jueves pasado, el argumento de la alteración de actas que enarboló la coalición encabezada por López Obrador ya había sido ampliamente difundido entre la sociedad y la confianza en los resultados ya se había puesto en entredicho.

El manejo errático de la información puso en jaque, lamentablemente, la calidad y la eficacia con la que se llevó a cabo la organización electoral en su conjunto.

La responsabilidad de concluir este proceso electoral de manera impecable pasará ahora al Tribunal Electoral, tal como lo prevé la ley. Y será esta instancia jurisdiccional quien decidirá si las dudas creadas por el mal manejo de la información se mantienen por el resto de la historia o si se resuelven de manera diáfana. Como bien se sabe, en nuestra legislación electoral sólo hay tres instancias que pueden contar físicamente los votos emitidos: los funcionarios de casilla, que lo hacen al concluir la votación de la jornada y consignan sus datos en un acta electoral; los consejos distritales, que pueden volverlos a contar si encuentran errores, imprecisión o inexactitud en las actas levantadas u observan la evidente alteración de alguno de los paquetes; y el Tribunal Electoral, que puede hacerlo si hay razones para volver a abrir las urnas y cerciorarse plenamente de su contenido.

Después de esta última instancia, nadie más puede volver nunca a revelar el contenido de esas urnas y los votos se destruyen. Así, en caso de que hubiera quedado alguna duda, ésta ya no podría resolverse jamás, pues la evidencia para probarla o desecharla se habría extinguido.

Desde las elecciones aciagas de 1988 no se había presentado en México una duda tan extendida sobre el verdadero contenido de las urnas. En aquel año, el PAN respaldó al Frente Democrático Nacional que había postulado a Cuauhtémoc Cárdenas como su candidato a la Presidencia, en su reclamo legítimo de volver a contar los votos para aclarar dudas y resolver el resultado con certeza y objetividad. Pero ahora que el recuento apoyado en actas le ha ofrecido el triunfo, el PAN ha cambiado de postura y hoy se niega a hacer lo mismo que pidió entonces, a pesar de tener la más absoluta seguridad de haber ganado. Si este mismo criterio prevaleciera en las decisiones tomadas por el Tribunal Electoral, los mexicanos habríamos concluido el proceso electoral de 2006 preguntándonos, sin tener ninguna posibilidad histórica de obtener una respuesta: ¿qué habría pasado si los votos se hubieran contado nuevamente?

La democracia mexicana no se merece una vuelta al pasado. Ni las movilizaciones postelectorales indignadas ni los alegatos jurídicos levantados para impedir que se sepa la verdad, deberían volver a tener sitio en nuestra realidad presente. Ambas posturas dañaron a México durante décadas y no debería existir ninguna razón válida para repetirlas, cuando existe la oportunidad y la instancia para evitarlo.

El Tribunal Electoral podría hacerle un enorme servicio a la consolidación democrática de México, aclarando en definitiva las confusiones que se produjeron al final de la jornada electoral y desmontando, con toda la evidencia indiscutible que estará en sus manos, cualquier argumento que pretenda oponerse a la voluntad de los electores, lisa y llanamente expresada en los votos que se depositaron en las urnas.

En estas horas de incertidumbre, lo mejor para nuestra democracia todavía frágil sería zanjar para siempre toda sospecha sobre el resultado electoral, voto por voto. Ojalá así sea.

Profesor investigador del CIDE

viernes, julio 07, 2006

La división

Juan Villoro

Nada define mejor nuestro ánimo presente que la certeza de estar divididos. Nunca una elección a la Presidencia había ofrecido una radiografía tan dramática de las fisuras y las heridas mal sanadas del país. Los datos publicados por Reforma no pueden ser más claros: en forma abrumadora, los estados del norte y la gente con ingresos superiores a 10 mil pesos mensuales votaron por Felipe Calderón; el sur y mayoritariamente los pobres, votaron por López Obrador. División regional, de clase y de raza. El México multicultural existe, pero no está integrado como nación.

Urge la opción de una segunda vuelta que permita que el ganador gobierne con mayoría y los votantes sientan respaldada su voluntad. En las actuales circunstancias, el 64 por ciento de los electores puede sentir que no ganó.

Otra sorpresa del domingo es que convirtió a la matemática en una forma de la extravagancia. Los resultados del PREP sorprendieron porque no hubo altibajos en una elección muy reñida. Si tengo 13 millones de chícharos verdes y 13 millones 300 mil amarillos mezclados en una canasta y los empiezo a escoger a ciegas, es lógico que en un momento los amarillos tengan mayoría, luego la tengan los verdes, luego los amarillos y así hasta llegar a la suma definitiva. No ocurrió de ese modo en el PREP: Calderón empezó con una ventaja del 4 por ciento y mantuvo la delantera hasta el final. ¿Cómo fue posible que López Obrador no lo rebasara una sola vez teniendo casi los mismos votos? Sin llegar a la hipótesis de que los datos se falsearon, la forma en que fueron presentados resulta extraña. Se diría que la estadística optó por uno de los contendientes, lo situó en la delantera y dejó que el otro se acercara con enorme lentitud sin alcanzarlo nunca, en una versión aritmética de la novela El castillo. Sospecho que las cifras no son tan kafkianas. Mientras The New York Times hablaba de "crisis electoral", The Guardian usó la palabra "fraude".

Pasemos a otra división, al interior de la izquierda. El subcomandante Marcos se transfiguró en luchador urbano bajo el nuevo alias de Delegado Zero. Salió de Chiapas a bordo de una moto para recorrer el país en extemporánea imitación del joven Guevara, dejó de privilegiar el tema indígena y se concentró en criticar las elecciones. La "otra campaña" se presentó así como una investigación de las fuerzas radicales que no creían en los sufragios y debían articularse en redes de resistencia. ¿En qué medida el tour en el que Marcos repartió tan malas noticias influyó en una elección cerradísima? Aparte de quienes quemaron sus credenciales en Atenco, ¿cuántos más no votaron por considerar que la contienda era inútil? En una metáfora de lo que pasa en el país, el líder zapatista se dividió a sí mismo como el vizconde demediado de Italo Calvino: mitad subcomandante indigenista, mitad delegado antielecciones.

En este carnaval de la escisión resultó llamativa la campaña de Nueva Alianza que pedía "un voto de tres". Que yo sepa, es la primera ocasión en que un partido organiza una estrategia de limosna o reintegro, como si no estuviera convencido de su plataforma entera o como si deseara ayudar a otro candidato rumbo a la Presidencia (cosa que en efecto ocurrió: Campa obtuvo por ahí del 1 por ciento de los votos, pero Nueva Alianza alcanzó el 4 por ciento en las Cámaras). ¿Adónde fue a dar el 3 por ciento de votos a la Presidencia de quienes sólo quisieron a Nueva Alianza para el Congreso? ¿Hubo un trasvase espontáneo en un país no muy afecto al voto cruzado o un pacto corporativo con algún potente sindicato que ya no apoya al PRI? Preguntas y más preguntas.

Otra división sintomática fue la de ciertos votantes con vocación socialdemócrata que no confiaban en López Obrador y buscaron un contrapeso en Patricia Mercado. Seguramente, unos votaron por convicción y otros movidos por el temor de que el Peje ganara las elecciones. Así lo prometían las encuestas, esas pitonisas que al modo de Ronaldinho trabajaron de lujo antes de la gesta y se eclipsaron en el momento decisivo.

Los sondeos condicionaron el voto, nos pusieron nerviosos, desaparecieron de la pantalla en la elección y reaparecieron en los bolsillos de los contendientes. López Obrador se proclamó ganador según sus datos y Calderón hizo lo mismo. No es posible que haya dos ganadores autoproclamados sin que uno de ellos entienda el triunfo ajeno como una usurpación. El compás de espera abierto por el IFE dio lugar a otra división más: el conteo acta por acta posterior al PREP propició un duelo adicional.

¿Amerita el país dividido una bipresidencia, con capitales en el sur y el norte? La Historia, esa excesiva dramaturga, cuenta con dos adversarios reacios a la conciliación. Si López Obrador actúa de maravilla desde el agravio, Calderón ha mostrado que la calma no es lo suyo. En su entrevista con Carlos Loret de Mola el lunes 3 de julio arremetió contra The New York Times y dijo que los norteamericanos debían venir a tomar lecciones de democracia. Si cuando está de buenas se refiere así al país más poderoso del mundo, habrá que verlo en una crisis de carácter. En lo que toca al Congreso, la división a muerte entre el PRD y el PAN convertirá al PRI en el fiel de la balanza. Los partidos democráticos se dieron con todo para regocijo de la única fuerza política capaz de usar la palabra "concertacesión".

En una contienda tan dividida, sería no sólo deseable sino imprescindible que el precario ganador incluyera en sus planes de trabajo a colaboradores e ideas del adversario más próximo. ¿Será posible llegar a esta reconciliadora madurez?

Durante los comicios, la gente mostró una civilidad que deberíamos esperar de la clase política. Por ahora, eso parece tan difícil como que la Selección Nacional esté a la altura de su público.

jueves, julio 06, 2006

La otra izquierda

Quizás el Ingeniero no tanto, pero los dos primeros... claro.

La guerra no ha terminado (II)

Plantea AMLO dos escenarios con impugnación: Meyer

El Universal

Ciudad de México
Jueves 06 de julio de 2006

Explica el analista político que el perredista busca seguir la lucha por la vía institucional y asu vez, demostrar a sus simpatizantes que "el líder no se cansa"

El anuncio de Andrés Manuel López Obrador de que impugnará la elección presidencial, plantea dos escenarios: uno, seguir la lucha por la vía institucional sin que el resultado adverso se revierta; y dos, mostrar a sus seguidores que “el líder no se cansa”.

El analista Lorenzo Meyer comentó en el noticiario radiofónico Hoy por Hoy que López Obrador quiere usar todo el instrumental institucional “que está a su disposición, dar lo que siempre ha dado: su batalla política” tras ver que los resultados probablemente ya no se reviertan.

En este escenario, Lorenzo Meyer dijo que el perredista tiene la vía “Al Gore” (ex candidato estadounidense en 2000): llevar (la lucha) hasta la Suprema Corte y “se termina la lucha, pero no dejarla sin usar todos los instrumentos”.

Según Meyer, también existe una posibilidad en la que López Obrador aceptara los resultados del IFE, pero “el grueso de los perredistas no están con los ánimos de decir ‘se acabó, a casa todos y volvemos a vernos en seis años’”.

El analista político comentó que si la impugnación que procesará López Obrador en el Tribunal Electoral “y se logra revertir la decisión sobre distritos, casillas, específicas y etcétera, pues volveremos a abrir el paquete total y seguirá esto hasta septiembre”.

“Es su biografía, demostrarle a esa izquierda que lo siguió que ‘no los defraudaré, el líder no se cansa’; para no traicionar esa biografía, este momento está escribiendo un episodio más para el futuro, salga o no salga la reversión”.